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Zaldibar y las dioxinas políticas

  • La crisis del vertedero y los dos desaparecidos valdrán de munición a la oposición para limar votos el 5 de abril a los gobernantes PNV y PSE

Zaldibar y las dioxinas políticas

Zaldibar y las dioxinas políticas

El derrumbe del vertedero de Zaldibar ha perdido peso en la actualidad por el coronavirus, pero la campaña electoral vasca devolverá al primer plano la gestión de esta crisis con dos desaparecidos, amianto, dioxinas y mascarillas.

En el aspecto político, la gran pregunta es si el colapso de la ladera pasará factura a PNV y PSE. Los dos se ven interpelados, ya que la gestión global de la tragedia está en manos del lehendakari y el responsable de Medio Ambiente es el consejero socialista Iñaki Arriola.

Nadie sabe cómo incidiría en el voto, pero tanto el Sociómetro vasco como las dos encuestas de la ETB auguran que no influiría. La primera, cuando se preguntó a los encuestados antes del derrumbe, daba al PNV y al PSE al alza. Dos semanas después del deslizamiento, tanto el Sociómetro como el segundo sondeo confirmaban que PNV y PSE ganarían escaños.

Si se confirmaran estos resultados, influencia de Zaldibar, cero, aunque habría que tener en cuenta otros factores que pueden hacer ganar votos a PNV y PSE, como los problemas internos de PP y Podemos. Por eso, una de las tareas de la oposición en la campaña será rescatar Zaldibar y convencer al electorado de que con la ladera cayó el mito de la eficacia del PNV.

Cuestiones pendientes para hablar de Zaldibar hay: la primera, que en la ladera derrumbada siguen sepultados Joaquín Beltrán y Alberto Sololuce, y mientras sus cuerpos no se hallen, no habrá paz.

La segunda cuestión es importante económica y medioambientalmente: qué hacer con los vertidos que se llevaban a Zaldibar, que nadie quiere y que no caben en los vertederos vascos. La patronal ya ha avisado de que hay acerías y empresas de construcción con problemas para deshacerse de sus residuos. Aun contando con que no haya más problemas en un vertedero inestable, hay suficiente munición para la guerra de la campaña.

El presidente del PP, Pablo Casado, visitó Ermua y Zaldibar el 28 de febrero y el sábado en Santurce afirmó que "la supuesta buena gestión y la supuesta honestidad del nacionalismo han quedado sepultadas en toneladas de basura". Un síntoma de que el vertedero va a estar muy presente en la campaña. Bildu, Podemos y PP han visto dos grietas: en la imagen humanista de Urkullu -al que en los primeros días se le llegó a reprochar que fuera a misa pero no a Zaldibar- y en la gestión, con una reacción tardía que obligó al lehendakari a pedir disculpas.

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