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El agua de Melonares llega a Sevilla tras 11 años de obras

  • El pantano abastecerá desde este verano a la ciudad y 41 municipios de la provincia.

Los sevillanos podrán beber agua del pantano de Los Melonares 43 años después de que se redactaran los primeros proyectos para localizar el emplazamiento de un nuevo embalse tras un periodo de duras sequías, allá por 1972, y más de 11 desde que se pusiera la primera piedra en plena campaña electoral, en febrero de 2004; y siete años y medio desde que terminaran las obras del pantano, en octubre de 2007.

"Todo llega, ¿no?", pregunta uno de los invitados en una charla distendida delante de los planos de la obra. "Por fin", responde otro sonriendo. Esta conversación tiene lugar minutos antes de que el coche oficial de la vicepresidenta del Gobierno hiciera acto de presencia en la balsa de regulación, una superficie similar a un campo de fútbol que cuenta con agua, piedras y compuertas en mitad de unos terrenos rodeados de naranjos en el término municipal de Villaverde del Río. Soraya Sáenz de Santamaría inauguró este martes en una visita relámpago -conoció el trágico accidente de avión en los Alpes sentada en su vehículo poco antes de llegar- la conexión que permite llevar el agua del pantano a lo largo de 60 kilómetros hasta la Estación de Tratamiento de El Carambolo, desde donde la empresa de suministro Emasesa la incorporará para consumo del área metropolitana desde este verano, una vez concluyan las pruebas que se vienen desarrollando desde principios de este año, se terminen algunos trámites administrativos y las obras de varias acometidas eléctricas. De esta manera, las reservas disponibles para la ciudad y su zona de influencia (41 municipios) aumentan un 30%, hasta los 582 hectómetros cúbicos, lo que servirá para abastecer el consumo humano y riego de 1,3 millones de habitantes durante los próximos 25 años.

La construcción del embalse de Los Melonares finalizó en 2007, tras diez años de ejecución de un proyecto redactado en 1989 y desarrollado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), con un coste de 110 millones de euros, que incluyó la financiación de medidas de corrección y de compensación ambientales. Desde entonces estaba sin uso a falta de la construcción de las conducciones ahora completadas. Para esto se han recrecido y revestido 30 kilómetros del antiguo canal de 1956 del río Viar (el cauce que alimenta el pantano) para uso compartido de consumo humano y regadío. Para cumplir el requisito indispensable que puso Europa de evitar que el agua del pantano pueda usarse para riego, al final de los 30 kilómetros de viaje por el canal del Viar (segunda fase) unas compuertas separan el agua de Melonares de la del Pintado. En la balsa de regulación (situada entre los municipios de Burguillos y Villaverde del Río) unas compuertas desvían más volumen de agua para el abastecimiento que para el riego hacia la tubería de nueva construcción, con una longitud de 13,68 kilómetros. El agua de riego sigue un camino diferente: continúa por el canal del Viar. El coste total de la conexión desde Los Melonares hasta las instalaciones de Emasesa en San Ignacio del Viar ha sido de 44 millones de euros. El 80% de ese dinero pertenecen a fondos europeos Feder, el resto lo aporta la CHG. La vicepresidenta sacó pecho y subrayó la "diligencia y determinación" con la que este organismo que depende del Gobierno central ha concluido "en menos de dos años" esta conexión que fue abandonada por la Junta de Andalucía cuando sólo se había ejecutado un tercio.

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