Una situación complicada. Las monjas del convento sevillano de Santa Paula permanecen confinadas debido a la irrupción hace unas semanas de un brote de coronavirus en el cenobio. Por ello, sus principales fuentes de ingresos, la visita al museo y la venta de sus afamadas mermeladas, se ha interrumpido, y con ello los principales ingresos. Por ello, la madre priora ha enviado una carta a todas las hermandades en las que les pide que las visiten una vez se curen y puedan reabrir sus puertas.

En la misiva, sor Tirama Irimpan, madre priora, explica a los hermanos mayores que la mayoría de la religiosas está contagiada, por lo que han tenido que suspender toda actividad comunitaria. Debido a esta situación, son muchas las llamadas telefónicas que reciben ofreciéndoles ayuda, añade la priora: "Por ahora gracias a Dios nos vamos defendiendo".

La pandemia ha provocado que se reduzcan muchísimo los ingresos de la comunidad, que principalmente provienen de las visitas al muy interesante museo, con un precio de cuatro euros, y la venta de mermeladas. Por ello, piden a las hermandades que en cuento sea posible las visiten. En grupos de diez personas, propone la religiosa. "Sería la mejor ayuda que nos podrían hacer  porque sería un reconocimiento a nuestro trabajo y nuestra forma de vida". 

Con estas visitas al museo y la compra de dulce, las hermandades podrán ayudar, como siempre hacen, a esta comunidad de religiosas a las que el Covid-19 ha afectado de lleno.