Dos operaciones policiales contra el robo de teléfonos móviles a menores han coincidido en las últimas semanas en Sevilla capital y alguna más en la provincia. Se trata de un delito frecuente que genera una gran sensación de alarma entre la ciudadanía, al ser las víctimas menores, incapaces de defenderse en la mayoría de los casos. Muchos de estos robos se producen en zonas de ocio o lugares habituales de celebración de botellonas, y casi siempre los ladrones actúan en pandilla, aprovechando su superioridad y dejando al menor sin capacidad de reaccionar. Si la víctima se resiste, no dudan en golpearlas.
En otras ocasiones, los ladrones son simplemente tironeros, que aprovechan el cada vez más extendido uso del teléfono móvil por la calle, para pegar un tirón a sus víctimas, bien corriendo o bien desde una bicicleta. En estos casos, los delincuentes no asaltan en exclusiva a menores, sino más bien a personas que vayan solas por la calle. Eso no quita para que, en más de una ocasión, los perjudicados sean adolescentes.
A pesar de la alarma que generan este tipo de delitos, sobre todo entre los padres de menores en la pubertad o adolescencia, las estadísticas de criminalidad no apuntan a un crecimiento de los robos con violencia e intimidación. El último informe publicado por el Ministerio del Interior, correspondiente a los nueve primeros meses de 2021, apunta a una disminución del 7% en esta modalidad delictiva. Entre el 1 de enero y el 30 de septiembre, en Sevilla se registraron 933 robos con violencia e intimidación, por 1.033 del mismo periodo del año anterior. En la provincia la evolución es parecida, con 1.297 casos en 2021 por 1.393 en 2020.
En estos datos se incluyen todos los robos violentos, es decir, no sólo las sustracciones de móviles a menores, sino todos aquellos delitos que se cometan con violencia o amenaza, como los atracos en establecimientos comerciales o las sirlas, robos a punta de navaja, y los tirones. En cualquier caso, como ocurre a menudo, las estadísticas no respaldan esa sensación de inseguridad que unos cuantos robos seguidos pueden provocar entre la ciudadanía.
La respuesta policial también parece eficaz. En los últimos meses fueron detenidas varias pandillas que se dedicaban a asaltar a otros menores, sobre todo para robarles el móvil. En este apartado puede incluirse también el caso que se conoció como la caza al pijo, en el que varios jóvenes atacaron a un grupo de chicos en el parque de la Buhaira para robarle un altavoz bluetooth.
Los robos siguieron sucediéndose desde el verano y se concentraron en las zonas de botellona. El entorno de Lipasam, en Los Remedios, y la parada del Metro de Blas Infante fueron escenario de varios asaltos de este tipo, en el que varios chicos resultaron agredidos por una pandilla que les atacaba con piedras y armas blancas. El fin de semana del 9 y el 10 de octubre hubo varios casos y la Policía se desplegó por la zona para evitar más robos. Uno de los autores fue detenido e ingresó en prisión provisional.
En noviembre llegarían más arrestos. La Policía detuvo a tres jóvenes, uno de ellos menor de edad, que se dedicaban a asaltar a grupos de adolescentes en zonas de botellona del distrito Sur. Se aprovechaban de su superioridad numérica y física para atemorizarlos y arrebatarles tanto sus carteras como los teléfonos móviles, informó la Policía el pasado 9 de noviembre.
Los robos ocurrieron en las inmediaciones del Parque de María Luisa, el Paseo de las Delicias, Palmas Altas, la avenida de la Raza y la calle Tarfia, y otros lugares próximos al Acuario de Sevilla. Siempre se daban los fines de semana en zonas donde habitualmente los jóvenes se concentraban para realizar botellonas, y casi siempre entre las siete de la tarde y las once de la noche. Los sospechosos iban en grupos de no más de diez jóvenes, que intimidaban a los menores y los llegaban a golpear para que les entregaran los móviles y el dinero que llevaban.
Las agresiones eran llevadas a cabo por un grupo de 15 a 20 menores en el Parque del Guadaíra, donde abordaban a las víctimas e indiscriminadamente las golpeaban para apoderarse de sus ropas o efectos personales. La investigación policial surgió a través de las reuniones periódicas de los agentes con la asociación de vecinos Los Andes, que aglutina a los colectivos de Los Bermejales y Heliópolis. El grupo se comportaba con mucha violencia, rodeaba a las víctimas y las agredían a patadas y golpes sin que existiera provocación o motivación aparente. Muchos de estos ataques acababan porque había personas que intercedían, porque la víctima huía o porque los autores consideraban que la agresión gratuita. Posteriormente, los menores se jactaban de sus acciones subiendo las agresiones a las redes sociales.
Sólo dos de las víctimas habían denunciado los hechos, a pesar de que los vecinos aseguraban que había muchos más casos. La Policía logró encontrar a otros 14 adolescentes que habían sufrido ataques en la zona, y que no denunciaron por miedo a represalias. El grupo estuvo funcionando desde septiembre de 2020 hasta enero de 2021.
La otra investigación contra una pandilla de menores terminó con éxito unos días después de ésta, también en enero, en la zona de Sevilla Este. La Policía detuvo a un grupo de adolescentes que cometió varios robos violentos a punta de navaja. Fueron cinco los arrestados, todos ellos de entre 15 y 17 años, si bien un sexto menor fue identificado pero no pudo ser detenido porque aún no había cumplido los 14 años, edad mínima de responsabilidad penal en España.
La Policía imputó a estos chicos tres robos con intimidación ocurridos en Sevilla Este y Alcosa en noviembre de 2020. Actuaban siempre igual, como hacían los últimos detenidos: abordaban a las víctimas aprovechando su superioridad numérica y les sacaban navajas para sustraerles los teléfonos móviles. Aunque en las últimas semanas la actividad de estos grupos ha disminuido, parece aconsejable que en las próximas Navidades no se regalen móviles caros a los adolescentes, por si acaso.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios