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Sevilla

30 años con el recién nacido

  • Las doctoras Antonia Márquez e Inmaculada Ramos explican las enormes ventajas de la asistencia precoz y especializada a bebés con trastornos del desarrollo

"El objetivo es desarrollar al máximo el potencial de los niños, dentro de sus limitaciones". El veterano equipo formado por la psicóloga Antonia Márquez y la neuropediatra Inmaculada Ramos resume en estas palabras el objetivo de la Unidad de Maduración, donde prestan asistencia a recién nacidos y niños con trastornos del desarrollo o que presentan riesgos de sufrirlos. Desde hace más de 30 años esta área del Hospital Macarena, que forma parte de la Unidad de Gestión Clínica de Pediatría, ha atendido a 7.537 niños y sus familias.

Desde una perspectiva multidisciplinar, cada año la Unidad de Maduración atiende a una media de 250 niños nuevos al año, una cifra que casi se ha duplicado desde que comenzó a funcionar en 1982. Este equipo ha visto aumentar a sus pacientes y no sólo atiende a los pequeños que son derivados desde Neonatología, sino que también asiste a bebés detectados en la Atención Primaria o por otros especialistas. En el ámbito andaluz sólo existe otra unidad similar, concretamente en el Hospital San Cecilio de Granada, y ambas están centradas en detectar de manera precoz problemas en el bebé para acelerar su tratamiento y facilitar, de este modo, su integración.

Los trastornos del desarrollo abarcan un amplio abanico de problemas: cognitivos, del comportamiento, sensoriales, conductuales, del lenguaje así como aquéllos que afectan a las interrelaciones con otras personas. Todos y cada uno de ellos requieren de una asistencia temprana para que el pequeño pueda alcanzar su máximo desarrollo.

"Los problemas más frecuentes que solemos detectar son los trastornos del lenguaje y de la comunicación así como los trastornos del desarrollo psicomotor, que han aumentado en los últimos años", explican las doctoras. A través de un seguimiento exhaustivo de cada caso, las especialistas recaban información tanto de la familia, el entorno escolar, así como de los pediatras que atienden a los pequeños con factores de riesgo. Tras realizar las pruebas pertinentes detectan de manera temprana los problemas para que el tratamiento sea lo más precoz posible. Con ello las posibilidades de desarrollo de los pacientes aumentan de manera exponencial así como su evolución, en un plazo largo de tiempo. El trabajo en colaboración con el resto de especialistas involucrados en la asistencia infantil es crucial. La doctora Ramos expone un ejemplo: "Ante un caso de parálisis cerebral estamos en contacto con el servicio de rehabilitación del hospital durante la primera etapa de la vida, lo cual enriquece al niño"; o por ejemplo, "cuando detectamos un caso de autismo nos ponemos en contacto con el Servicio de Salud Mental Infanto-Juvenil". Su método de trabajo está centrado en la colaboración estrecha con todas las especialidades involucradas en trastornos del recién nacido, desde Neonatología, Rehabilitación, Salud Mental, Otorrinolaringología, Oftalmología o Trabajo Social, entre otras áreas asistenciales.

Más allá de la asistencia clínica, la Unidad de Maduración abarca el ámbito social, familiar y educativo de los pequeños y realiza un seguimiento desde el nacimiento hasta la edad escolar. "Este seguimiento garantiza la mejor evolución de los niños a través del diagnóstico precoz; el mayor nivel de desarrollo; favoreciendo, de este modo, su integración", añade la doctora Márquez. El trabajo de orientación con las familias cuando detectan un trastorno a un recién nacido reduce, además, los problemas de ansiedad que genera el diagnóstico en el entorno del niño. "No es fácil recibir esta noticia para los padres", apostilla la neuropediatra. Esta labor evita además que las familias inicien un peregrinaje por distintos especialistas para lograr el diagnóstico certero.

Son múltiples los factores de riesgo de que un niño sufra un trastorno del desarrollo y los más comunes son nacimiento pretérmino, es decir, niños prematuros con menos de 32 semanas de gestación; peso inferior a los 1.500 gramos al nacer; sufrimiento fetal; sepsis o infecciones; malformaciones en el sistema nervioso central; problemas de tipo metabólico; alteraciones cromosómicas como es el síndrome de Down; enfermedades en la madre; y bajo nivel socioeconómico, entre otras causas.

De todos los casos atendidos durante los últimos años, la Unidad de Maduración del Macarena ha detectado un aumento de trastornos paralelo al incremento de niños que han nacido por técnicas de reproducción asistida y que proceden de adopciones internacionales. "En las técnicas de reproducción asistida son más habituales los embarazos múltiples, lo cual es un factor de riesgo de prematuridad", explica la doctora Ramos.

Tras treinta años dedicados al recién nacido, este equipo del Hospital Macarena, concluye que "para la atención temprana y el seguimiento de los niños con factores de riesgo son imprescindibles las unidades especializadas en un entorno hospitalario, lo cual marca la diferencia en la evolución y la calidad asistencial del niño y la familia". Se estima que cada caso de discapacidad afecta a cuatro personas del entorno del paciente.

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