un año de mandato

En busca de un nuevo rumbo

  • El alcalde enfila el segundo año de mandato con un discurso reivindicativo frente a la Junta y anuncios que o persiguen el impacto o justifican pequeños avances de gestión.

Los marinos dicen que cuando un barco cambia de rumbo tarda un poco en encontrar una nueva posición. Y no hay que ser un experto en náutica para darse cuenta de que el equipo de Juan Ignacio Zoido, tras hacer su propio balance del primer año de mandato, está trazando una nueva carta de navegación. Ya se ha cumplido un año desde que el nuevo gobierno local tomara posesión, en plena euforia de los 20 concejales. Pero la era Zoido suma 20 días más. Desde el pasado 22 de mayo las coordenadas del alcalde han ido cambiando, era una necesidad después de que un golpe de timón alejase a Javier Arenas y al PP de la Presidencia de la Junta de Andalucía.

Días antes de las elecciones Zoido apuntaba que Sevilla sería la gran beneficiada del triunfo de su partido pero, visto lo visto, toca cambiar el paso o incluso improvisar, porque hay quienes apuntan ya que el alcalde no tiene un plan B, una alternativa. Craso error.

Sea verdad o mentira, lo cierto es que la estrategia de la última quincena se centra en tres puntos: los golpes de impacto, léase dodotis para los caballo o azulejos para la zapata de Triana; o la puesta en escena de programas y líneas de trabajo que no acaban de arrancar pero que se visten de anuncios, como es el caso de la descentralización de los distritos. La oposición recalca que el concejal Beltrán Pérez ha empleado un año en agilizar la tramitación de los bonobuses solidarios que tardaban seis meses y se arreglan en uno.

Ahora una cuestión que urge es demostrar, al menos antes de que se produzca el anunciado debate sobre el estado de la ciudad, que en materia de empleo sí se han hecho cositas y que el gobierno empieza a recuperar ya la gran asignatura pendiente del primer mandato. ¿Que los populares no están en contacto con los agentes sociales y económicos? Pues ahí están los 300 empresarios que acudieron a la llamada del concejal Gregorio Serrano para respaldar un programa municipal que persigue poner un tutor a cada emprendedor local para lograr que el proyecto cuaje y se genere empleo. Es un sólo un paso, pero la intención es buena y así consta.

Un tercer pilar es la estrategia de confrontación (reivindicativa, prefiere llamarla el PP) con la Junta de Andalucía. Y, entre una cosa y otra, se buscan aliados para reforzar su gestión. Sin entrar en detalles de micropolítica: desde un ministro a un empresario pasando incluso por un arzobispo. La clave es una cuestión de fe y confianza ciega en un proyecto.

Poniendo el foco en San Telmo, el alcalde tiene tres grandes temas para el debate: la Ciudad de la Justicia, la Torre Cajasol y la rehabilitación de Santa Catalina. Después de haberse insinuado que pararía el rascacielos si la Unesco amenazaba a la ciudad, ha dado un paso firme en su defensa situándose al lado de los promotores. Y ha desafiado al Gobierno de José Antonio Griñán de la mano de la misma Iglesia tras firmar con el Arzobispado un acuerdo para financiar las obras en el templo que sólo está pendiente de la aportación económica de la Junta de Andalucía.

Zoido, que para algo es presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias y referente del PP en el país, también ha buscado el calor de los ministros. En pleno fragor de críticas por los giros en la Torre Cajasol, vino Cristóbal Montoro para estrechar la mano a los más de 300 proveedores que ya han cobrado su deuda con el Ayuntamiento de Sevilla.

Más difícil es firmar un trato con los sindicatos. El gobierno de Zoido no da abasto para apagar tantos fuegos. Ya se han sofocado cuatro con relativo éxito y ahora son los bomberos los que se queman a lo bonzo (figuradamente, qué barbaridad) en la Plaza Nueva. Zoido y sus concejales están haciendo los deberes. Ya se ha reforzado el dispositivo contra la botellona, al menos en el centro, y se ha reactivado la campaña contra los gorrillas que le ha costado algún disgusto y alguna des-adhesión vecinal que parecía inquebrantable.

Por algo se empieza, pero hay otras cuestiones pendientes. Dicen que lo importante no es sólo lo que se hace, sino lo que se deja de hacer. Y todavía hay una agenda de gobierno (mal llamada oculta) que desconoce. En las últimas semanas el alcalde ha ido destapando, con más o menos estrategia, algunas propuestas para sondear a los sevillanos. Un parking en la Alameda (que estaba ya en su programa electoral), libertad de horarios comerciales... Seguro que vendrán nuevos flashes. A veces una polémica tapa otra y también alumbra el camino seguir avanzando o retroceder. Eso sí, sin perder el rumbo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios