Sevilla

Entre la carne y el pescado

JOAQUÍN de la Peña cantó el pregón pascual y su hermana Rosario hizo de anfitriona tras la misa de Resurrección como hermana mayor de la Reina de Todos los Santos. Esta secular hermandad ha recuperado un local que hasta las últimas obras del mercado de la Feria permanecía cerrado y cegado. Un caso atípico de mestizaje arquitectónico, muy en consonancia con uno de los salmos de la celebración religiosa: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular". Se accede al mismo por una antiquísima escalera de caracol. El local está situado justo sobre la zona del mercado que separa los puestos de pescado de los de la carne y las frutas y verduras. La iglesia de Ómnium Sanctórum cedió al mercado una cuartelá a cambio de conseguir este espacio misterioso, casi inverosímil, en el que la hermandad de Todos los Santos guardará sus enseres y la noche del sábado acogió el ágape para festejar la resurrección de Jesucristo. La fiesta de las tres Marías.

Se trata de un caso muy poco frecuente de construcción consistente en unir dos inmuebles distintos sin pisar el suelo. Una técnica que en arquitectura recibe el nombre de cabalgavía. Le debo esta información a José María Romero Torralba, arquitecto técnico, vecino, feligrés y presente en esta noche tan mágica presidida con lecturas del Apcalipsis, el Éxodo o el Génesis. La cabalgavía, esa unión entre distintos que tanto le disgusta, por ejemplo, al PNV, es una metáfora perfecta de esta Sevilla primaveral que ya desmonta los palcos de San Francisco y tiene a punto al final de Asunción la portada de Feria conmemorativa de la primera semana de la Aviación. El tiempo sí que vuela.

Esas cabalgaduras del tiempo y del espacio serán especialmente vertiginosas el año que viene, cuando ni una semana siquiera separará el apagón de los cirios y el encendido de los farolillos. Lo sé por mi cuñada Pilar, que ya prepara el calendario académico del curso universitario 2010-2011. Es la luna la que marca este calendario. "El Vaticano tiene su propio departamento de Astronomía", me cuenta Joaquín de la Peña, que debe tener buenos contactos después de haber entonado las preces cantadas a medio centenar de inquilinos del santoral, incluido San Atanasio. "Los judíos se regían por el calendario lunar y los romanos por el solar", señala mientras da cuenta de un chocolate calentito Pedro Juan Álvarez Barreda, párroco de Ómnium Sanctórum. Judíos y romanos. Y encima Poncio marcó el primer gol de la jornada del sábado premio al Domingo de Resurrección.

A Berthold Völberg le puede venir muy bien esa cercanía de fechas entre Semana Santa y Feria. Este alemán de Colonia lleva veinte Semanas Santas y tan sólo tres Ferias. En los últimos veintidós años sólo faltó tres veces a la primera, incluida la Madrugá del pánico contenido. Se hizo hermano de la Macarena, el Jueves Santo desconectó el móvil porque estaba viendo la Quinta Angustia por Molviedro y ya está con la melancolía previa al viaje de vuelta cada vez que el último nazareno del Resucitado entra en la iglesia de Santa Marina. Berthold descubrió la Semana Santa por la sevillana Carmen Navarro, a la que conoció en una cita a ciegas inducida por un intercambio de conocimientos. El marido de Carmen le enseñó a este alemán los fundamentos de las sevillanas en la azotea de la casa que el matrimonio tiene en la calle Descalzos. Zapateos en Descalzos. Muchas de las paradojas que está descubriendo en una ciudad a cuya Semana Santa le ha dedicado un libro en alemán de casi cuatrocientas páginas y más de doscientas fotografías.

Todo empezó con el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, presidiendo la procesión de la Hiniesta, y con Alfonso Rodríguez Gómez de Celis anunciando su marcha del Ayuntamiento a la secretaría general de Arquitectura y Rehabilitación de la Consejería de Obras Públicas que preside la ex alcaldesa de Córdoba Rosa Aguilar. Una hora después de que a la altura de San Benito le pusieran un capote al Cristo del Polígono de San Pablo, el barrio de Celis, el hasta ahora delegado de Urbanismo comía con un grupo de correligionarios que además son hermanos de la Veracruz. Se va a Arquitectura, quizás en busca de la piedra filosofal. Muy en la línea de Manuel Chaves, que también anunció su marcha en Semana Santa.

La Feria no se va al Charco de la Pava. Es el alcalde el que se va a otro sitio y ya no estará en las alineaciones de las municipales del 2011. Pero antes de que se fuera Alfredo se ha ido Alfonso. Berthl Völberg se vuelve a Colonia, donde dice que ya quisiera un monseñor Amigo con el arzobispo tan tridentino que les llegó desde Berlín Este. Le he prometido una historia del Carmen Doloroso y mi biografía de Rafael Gordillo, que también llegó al Polígono San Pablo como Gómez de Celis. Gordillo marcó el gol del honor del 5-1 al Borussia Moenchengladbach, el equipo de Berthold, que le permitió al Madrid en la vuelta eliminarlo con un 4-0 con un gol agónico de Santillana. Berthold en Sevilla es Bartolomé, le gusta que pierda el Bayern de Múnich y si algún día se encuentra con su compatriota Jürgen Mayer, el arquitecto de las setas, seguro que le dice cuatro cosas.

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