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Sevilla

El convento de San Leandro presenta la restauración del altar claustral dedicado a san Juan Bautista

  • Las pinturas, que completan el programa iconográfico del claustro del monasterio, han sido intervenidas durante seis años por los restauradores Adoración Velasco y Antonio Seller

San Leandro presenta la restauración del altar claustral dedicado a san Juan Bautista

San Leandro presenta la restauración del altar claustral dedicado a san Juan Bautista

El convento de San Leandro presentará el viernes 8 de noviembre a las 20:00 la restauración de las pinturas que conforman el altar claustral dedicado a san Juan Bautista. En ella se representa, como escena principal, el nacimiento del santo y, sobre ésta, la cabeza cortada de San Juan sostenida por dos ángeles.

Se trata de dos obras yuxtapuestas de autor anónimo que presiden uno de los altares principales de su portentoso claustro. Esta pintura, de las de mayor calidad del monasterio, ha sido intervenida durante los seis últimos años. Los restauradores, amigos del sacerdote Carlos Martínez, han sufragado íntegramente la restauración de los lienzos y sus marcos como una altruista respuesta a la iniciativa que partió del fallecido sacerdote.

Con esta presentación se pretende hacer un homenaje al clérigo en los días posteriores a su onomástica. En la misma participarán personas vinculadas al mismo, como don José María Maesa Govantes y la citada restauradora que se encargará de presentar la obra y exponer la intervención realizada en el mismo durante la conferencia que se ofrecerá en ese día. 

La pintura intervenida. La pintura intervenida.

La pintura intervenida. / D. S.

Seguidamente se realizará una visita guiada a la iglesia del monasterio realizada por su cronista, Salvador Guijo, doctor en Historia. Del mismo modo, las hermanas pondrán a la venta sus exquisitos dulces para contribuir a la financiación de las obras del edificio. Esta fecha será una oportunidad única para contemplar tan portentosa obra pues la misma será instalada en su lugar original dentro de la clausura.

Según los evangelios, María se fue a visitar a su pariente Isabel, porque el ángel le había dicho que ella estaba en su sexto mes de embarazo y regresó a su hogar tres meses después. En este Nacimiento de San Juan Bautista, con unas medidas de 1,46 por 1,80 metros y con doce personajes (seis de ellos terrenales y el resto ángeles y criaturas celestiales), se narra este episodio en el que Santa Isabel, en edad avanzada, dio a luz a San Juan.

En la escena aparece en primer plano la Virgen María, encinta de Jesús y sosteniendo al recién nacido. El segundo plano está protagonizado por Isabel, aún en la cama, asistida por una partera. A su lado, vemos a Zacarías, marido de Isabel, escribiendo un texto en latín al dictado de un ángel. Este hecho hace alusión al Evangelio de San Lucas: "Zacarías escribió en una tabla "Su nombre es Juan" y, a continuación, recuperó el habla y bendijo "al Señor Dios de Israel" con una oración conocida por algunos como Benedictus". El mensaje que la obra quería transmitir a las hermanas agustinas es muy claro: "Para Dios no hay nada imposible, la que creían estéril ha dado a luz". Se trata de una notable obra, de interesante iconografía, dentro del patrimonio pictórico del monasterio.

La obra está montada sobre un lienzo fijado a un bastidor y se embutía en una hornacina de medio punto del claustro mayor. Como remate a la anterior, la cabeza cortada del Bautista se presenta sobre un bastidor de medio punto coronando la anterior. La obra presentaba graves problemas estructurales del bastidor, deformaciones y fragilidad del soporte textil, pérdidas de tejido, desprendimientos del lienzo de la estructura de madera a la que está fijado, desconsolidación de la capa pictórica, repintes generalizados, barnices oxidados y suciedad general sobre la superficie que desvirtuaba la visión de la obra.

Las actuaciones se han realizado en el taller de los conservadores, donde también se han intervenido los marcos. Uno de los principales dilemas a la hora de limpiar la pintura eran los repintes dorados aplicados principalmente durante el siglo XVIII que, con acierto conservativo, han decidido mantenerse pues actualmente forman parte de la historia material de la obra. Por su parte, la comunidad de religiosas agustinas, ha agradecido enormemente la desinteresada actuación de los restauradores para la conservación de esta importante pieza.

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