Sevilla

Del coso al Postigo, pasando por el mercado

  • El Mercado del Arenal celebra sus 30 años de historia con el firme propósito de sus comerciantes de revitalizarlo

Dos palabras bastan, torero y cofrade, para saber a qué barrio de Sevilla nos referimos. Sin embargo, para muchos la vida en el Arenal no hubiera sido la misma sin el que es otro de los símbolos que identifican a esta emblemática zona de la ciudad y a sus vecinos, el Mercado del Arenal. Este año la plaza de abastos cumple sus 30 años de vida, tres décadas en las que tanto la fisonomía de edificio como su comercio han cambiado de forma notable.

Basta con pasear cualquier mañana y ver, a pesar de las reformas sufridas en la última década, como el mercado guarda su solera. Quizás no sean tantos, como en otros mercados de la ciudad, los clientes que por allí pasan, pero los que lo hacen mantienen esta autenticidad. Manuela, 70 años, lleva comprando en la plaza "desde siempre, porque no encuentro otro lugar mejor, donde el trato sea tan cercano".

Como Manuela también hay comerciantes que llevan gran parte de su vida allí. Justo Pereira Díaz trasladó, como otros muchos, su puesto del Postigo al Arenal en 1978. En la actualidad, sus hijos -uno de ellos es el actual presidente de la Asociación de Comerciantes del Mercado del Arenal- regentan tres de los puestos. Su mercancía, "el pescado", explica Justo, " es uno de los productos por los que siempre ha destacado este mercado y por lo que hay 16 puestos", añade.

Construido en el solar de la antigua Cárcel del Pópulo, la vida en el mercado se vio mermada, reseña Justo Pereira, "desde que se puso trabas en el aparcamiento y desde las últimas reformas, aún sin concluir". Pero, aunque las dificultades para "subsistir" son una realidad, el mercado se ha abierto a un nuevo perfil de cliente y adaptado en sus negocios a los nuevos tiempos, lo que ha dado aire fresco y animado a que muchos comerciantes se arriesguen a montar su negocio aquí.

"Son muchos los que trabajan en oficinas por los alrededores y que deciden comprar su comida para llevar en el mercado", indica Luis Martínez, que desde hace un año regenta uno de los puestos de comida para llevar que existen en su interior.

Al envite de las grandes superficies también han tenido que hacer frente el medio centenar de puestos, -algunos cerrados a la espera de que la Administración les dé permiso de apertura-, por los que algunos han recurrido al ingenio. Buena prueba de ello son las fruterías que ofrecen el servicio a domicilio para que la compra resulte más cómoda.

A las carnicería, cuchillería, droguería o cafetería, se suman otros negocios como el de masajes y técnicas saludables que dan una imagen renovada a este mercado tradicional que a diario recibe la visita de decenas de clientes que acuden a la Marisquería Arenal, probablemente, destaca Luis Martínez, "uno de los mejores lugares para comer marisco en la ciudad".

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