Cisma en la hostelería sevillana. Este sector se ha convertido, por desgracia, en uno de los protagonistas de la pandemia del Covid-19 por los efectos negativos que han provocado las medidas sanitarias en las distintas olas de contagios que se han sucedido. El último ejemplo se vivió la semana pasada, cuando la Junta de Andalucía estableció una nueva restricción horaria para bares y restaurantes de municipios que se encuentren en el nivel de alerta 3, en grado 1, como es el caso de la capital andaluza. 

Dicha situación ha tensado la relación entre la patronal que defiende los intereses del colectivo y el Ejecutivo de Juanma Moreno. El presidente de la asociación hostelera, Antonio Luque, llegó a acusar al Gobierno andaluz de "criminalizar" al sector por cada ola de contagios. Sin embargo, tales reproches no son suficientes para un buen grupo de hosteleros sevillanos que ha decidido crear otra asociación que vaya más allá en las reivindicaciones y que, incluso, advierte con llevar a los tribunales a los expertos que constituyen el comité donde se deciden las medidas restrictivas. 

La nueva patronal está formada por los integrantes de la plataforma Sevilla son sus bares, que a principios de 2021 comenzaron con una campaña de movilizaciones ante las "férreas" restricciones que estaba sufriendo el sector durante la tercera ola de contagios. Ya entonces se quejaban de que la asociación oficial hubiera enterrado "el hacha de guerra" ante las decisiones tomadas por la Junta. 

Tiempo de tregua

La llegada de la Semana Santa y el cierto "respiro" que la relajación de las medidas supuso para la hostelería provocaron un tiempo de tregua que de nuevo se ha vuelto a interrumpir tras la nueva limitación de aforos y horario, que provoca que los negocios de actividad no esencial tengan que cerrar a las ocho de la tarde. Esta restricción ha sido la gota que ha colmado el vaso y el motivo de que lo que empezó siendo un grupo de whatsapp de hosteleros se constituya en asociación. 

La nueva entidad estará constituida en 15 días. Su presidencia la ocupará Celso Torres. La junta directiva estará formada por siete vocales, los cuales representarán a los distintos tipos de negocio que aglutina el sector: ocio nocturno, abacerías, restaurantes, pubs, cafeterías y caterings, entre otros. "En breve pasaremos de ser una plataforma de hosteleros a 'Club de Hosteleros Sevilla son sus bares'", refieren miembros del grupo.

El principal objetivo de la asociación es "dar voz" a los negocios pequeños, de barrio y pueblo, por lo que se aleja de aquellos establecimientos enfocados principalmente al turismo (un tipo de clientela prácticamente inexistente ahora) por encontrarse cerca de enclaves monumentales. La cuota para pertenecer al mismo se ha fijado en 30 euros al año, en un solo pago. De igual modo, la secretaría técnica correrá de parte del despacho de Sanguino & Abogados. 

Protesta para el 28 de abril

Entre las primeras actuaciones a llevar a cabo se encuentra una manifestación que está prevista que se celebre el miércoles 28 de abril, para lo que se ha pedido el respectivo permiso a la subdelegación del Gobierno. En este punto difiere de la única patronal que por ahora existe, cuyo presidente ya expresó la semana pasada que no se prevén protestas de este tipo "por responsabilidad" ante la situación sanitaria actual, con una cuarta ola de contagios. 

La nueva asociación no sólo se limitará a evidenciar su malestar con las administraciones públicas en la calle. También quiere que el "perjuicio" provocado por las medidas en el sector acabe en los tribunales. Por tal motivo, ya plantea denunciar a los miembros que forman el comité de expertos que asesora a la Junta en la toma de decisiones, al entender que no se ha tenido en cuenta la opinión de los hosteleros en las restricciones aplicadas. Conviene recordar aquí que una de las peticiones de la federación andaluza que representa a este sector ha sido, precisamente, la de constituir una mesa técnica en la que se consensúen tales decisiones. 

Está claro, por tanto, que el coronavirus, además de los perjuicios económicos en la hostelería y el debate social generado por las quejas del sector en cada ola de contagio, también ha provocado una fractura en este colectivo, que, a grandes rasgos, se divide entre negocios del centro y en zonas turísticas que han intentado hasta ahora alcanzar un acuerdo con la administraciones públicas y los de menor tamaño y de barrio (enfocados a una clientela de proximidad) que son mucho más reivindicativos en sus exigencias y que están dispuestos a llegar a los tribunales. Un cisma en época de pandemia.