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Memoria Histórica en Sevilla

La Junta aprueba el proyecto de exhumación de la fosa de Pico Reja

  • La previsión es que la adjudicataria Aranzadi Sociedad de Ciencias comience las excavaciones en enero del año que viene

La Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía ha aprobado los trabajos de “exhumación e identificación genética” de la fosa común de Pico Reja del cementerio sevillano de San Fernando, donde descansan los restos de 1.103 personas represaliadas por las tropas sublevadas desde el comienzo del alzamiento militar hasta el 31 de agosto de 1936, según la orden fechada el 3 de diciembre que firma la consejera Patricia del Pozo.

En la fosa podrían estar los restos de 1.103 represaliados, incluido Blas Infante

El permiso de la Junta es necesario porque Cultura es competente en “las funciones de planificación, dirección, coordinación, control técnico y propuesta de actuación en materia de Memoria Democrática”.

El Ayuntamiento de Sevilla adjudicó a Aranzadi Sociedad de Ciencias los trabajos de exhumación de la fosa de Pico Reja. La idea es que este mes comiencen las primeras labores con vistas a que las excavaciones arranquen en enero.

Según historiadores como José Díaz Arriaza, la fosa de Pico Reja podría acoger los restos de 1.103 personas represaliadas por las tropas sublevadas desde el comienzo del alzamiento militar hasta el 31 de agosto de 1936. Figuran entre las víctimas miembros de la corporación municipal de la época, algunos alcaldes e incluso diputados. Podría ser la fosa donde descansan los restos de Blas Infante, ejecutado en agosto de 1936.

Los resultados de la investigación inicial de esta fosa, encargada por el Ayuntamiento a la empresa TCA Geomática, están plasmados en una memoria de intervención que corrobora “tanto las noticias escritas como orales sobre la existencia de la fosa con restos de personas enterradas tras el golpe militar de 1936”, pues la fosa en cuestión constituye un depósito “colectivo” de cadáveres enterrados sin ataúdes y sin que la posición de los cuerpos se atenga a “los rituales funerarios habituales”.

Según el libro de Díaz Arriaza, dada la localización de restos óseos que corresponderían a un “mínimo” de seis personas en la excavación inicial de la investigación, con indicios de “episodios de violencia” en dos de los casos y en un sondeo superficial de apenas dos metros cuadrados, “es posible mantener las cifras manejadas por Díaz Arriaza” respecto al número de cuerpos que albergaría la fosa, e incluso “aumentarla”.

Según se detalla en la publilcación, tras haber acogido los cuerpos de las personas represaliadas desde el inicio del alzamiento hasta acabar agosto de 1936”, la fosa de Pico Reja habría sido “reutilizada en momentos posteriores”, pues por ejemplo fue localizado un fragmento de engarce de cristal de Bohemia con la inscripción del nombre oficial de la Segunda República Checoslovaca durante 1938 y 1939.

En paralelo a esta investigación, el Ayuntamiento sevillano ha recogido muestras genéticas de al menos 155 personas susceptibles de contar con lazos familiares con personas represaliadas quizá enterradas en la citada fosa común, para su posterior cotejo con los restos de las víctimas una vez sean exhumadas y lograr así su identificación.

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