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La hazaña de Fernando

  • Once niños, nueve de ellos pacientes del Hospital Infantil y del Juan Ramón Jiménez, parten de Punta Umbría este sábado

"Que los niños con cáncer y otras enfermedades crónicas tengan un ratito de felicidad. Ése es mi objetivo. Mi hijo vivió la enfermedad sin perder la alegría, siempre de manera muy positiva. Es lo que ahora trato de trasladar a los niños". Fernando Jiménez-Castellanos, padre y promotor del proyecto Navega con Álvaro, ofrece a niños andaluces que soportan largos tratamientos la posibilidad de salir a navegar, disfrutar de la brisa y sentir la libertad del mar. "Que no se dejen atrapar por la amargura, y que olviden la enfermedad en el mar un ratito", explica.

"Mi hijo Álvaro llevó la enfermedad con alegría; eso quiero trasladar a los niños"

Este sábado, 28 de julio, Fernando Jiménez-Castellanos, apoyado por un equipo solidario, repetirá por tercera vez la hazaña este verano. Tres embarcaciones, Álvaro, Caletamar y Artarik, partirán de nuevo desde Punta Umbría. A bordo, unos navegantes muy especiales: nueve niños de entre cuatro y 15 años que sufren enfermedades que requieren largos tratamientos, algunos muy agresivos. Otros dos pequeños navegarán como acompañantes.

"Nuestro principal objetivo es aliviar la tormenta por la que están pasando estos niños, sus padres y familiares, ofreciéndoles una actividad en plena naturaleza, navegando a vela por la Ría y costas de Punta Umbría", explican los promotores del proyecto. "Queremos que se sientan como niños normales, como lo que son, la enfermedad no debe hacerles distintos a los demás", añade Fernando.

Navega con Álvaro no recibe ayuda económica directa de ningún organismo público o privado. Todos los participantes y colaboradores lo hacen a título personal y desinteresado, con el apoyo de instituciones. "El Real Club Marítimo y Tenis de Punta Umbría ofrece sus instalaciones, náuticas y sociales, a los niños y a sus familias. También contamos con la colaboración de los hospitales y con el centro de salud El Torrejón de Huelva. Los médicos del centro de salud son los que acompañan a los niños", explica Fernando. Las embarcaciones cuentan con la presencia de médicos, educadores y personal de apoyo para el patrón.

El paseo marítimo de unas cuatro o cinco horas por la costa onubense les permitirá olvidar tratamientos, estancias hospitalarias, malas noticias, y la enfermedad. La mayoría son pacientes del Hospital Infantil Virgen del Rocío. Son pequeños sevillanos y onubenses. Todos navegan con la autorización de sus médicos y familias. Las salidas para navegar se prolongarán hasta octubre. Tras disfrutar de la experiencia varios pequeños coinciden al mostrar el deseo de repetirla.

Fernando Jiménez-Castellanos, que es natural de Córdoba, se ha propuesto ampliar el proyecto el próximo año: "Mi idea es que el verano que viene, además de los niños, adolescentes y adultos también puedan disfrutar de esta experiencia".

La alegría de Álvaro

El proyecto Navega con Álvaro comenzó a fraguarse en el Hospital Reina Sofía de Córdoba. "Cuando mi hijo estaba en el hospital leí sobre una iniciativa de un pediatra en Santander que comenzó en 2003 a sacar a pacientes con cáncer y otras enfermedades a navegar, el doctor Álvaro González de Aledo", recuerda Fernando. Esta idea se le quedó grabada con el propósito de materializarla algún día en Punta Umbría.

Álvaro falleció en noviembre, hace sólo ocho meses. Tras la pérdida prematura, su padre comenzó con el proyecto. Su alegría permanece. "Mi hijo amaba el mar. Desde pequeño, cuando tenía 9 años comenzó a hacer windsurf y se le daba muy bien", recuerda este padre.

El día 24 de diciembre a las ocho de la mañana Fernando viajó hacia Madrid para encontrarse con el doctor González de Aledo, quien le inspiró. "Me lo facilitó todo. Comencé a ponerme en contacto con hospitales y el centro de salud para emprender el proyecto", recuerda. En pocos meses Navega con Álvaro tomó forma. "Es una gran responsabilidad. Todo es positivo", comenta Fernando.

La travesía sigue. Este sábado nueve niños que se recuperan de graves enfermedades navegarán a bordo de tres embarcaciones. "Compramos un barco precioso por él, por mi hijo Álvaro, para que pudiera disfrutarlo una vez que superara la enfermedad. Tenía 27 años y nadie pensó que le perderíamos", recuerda. Álvaro no llegó a ver el barco que lleva su nombre, pero su alegría frente a la adversidad es transmitida, a través de su padre y su pasión por el mar, a niños que atraviesan situaciones de salud complicadas. Es la hazaña de Fernando.

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