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CABALGATA DE REYES

La ilusión chocó con las bombillas

  • El cortejo real acumula más de una hora de retraso al no poder sortear varias carrozas las luces navideñas en Felipe II

La Cabalgata de los Reyes Magos de 2008 será recordada como la del año en que los peluches, estampas, adivinanzas, poemas, chocolatinas, pelotas, pines y banderas del centenario del Betis ganaron la batalla a los caramelos. También como la del estreno de varias carrozas que hacen que la estética del cortejo mejore año tras año. Pero, sobre todo, el desfile de la ilusión que ayer recorrió Sevilla quedará en la memoria como el del año en que las luces de Navidad, la altura de las carrozas o la falta de previsión de quien corresponda restaron demasiado lucimiento a la Cabalgata.

Ocurrió que el cortejo salió puntual de las antiguas cocheras de Tussam, giró hacia Felipe II y cuando había recorrido apenas doscientos metros se encontró con el primer obstáculo. La iluminación navideña de la avenida estaba demasiado baja. Habían pasado la Estrella de la Ilusión y varias carrozas más, algunas de ellas rozando las bombillas, pero la de Alicia en el país de las maravillas se quedó atascada. La carroza, una de las novedades más destacadas de este año, tiene un reloj que remata la estructura y era imposible que franqueara las luces.

“¿Y ahora se dan cuenta? ¿Es que nadie ha medido la altura de las luces?”. Eso mismo debió pensar todo el que presenciaba la salida de la Cabalgata. Hasta Alicia, que comprobaba con sorpresa que la parte superior de su reloj chocaba con las bombillas. Resulta que sí, que se mIdió, que el Ateneo había comunicado al Ayuntamiento que la carroza más alta medía 5,80 metros de altura y éste había colocado el alumbrado a 6 metros. Por tanto, alguien debió de medir mal. Fuera quien fuese, lo cierto es que el cortejo pasó más de media hora detenido en su primera calle. Lo solucionaron los bomberos subiéndose al reloj de Alicia y elevando las bombillas con una pértiga.

Pasó la carroza pero el problema se repitió poco después con la del Mago de la Fantasía y con la del rey Melchor. Otros dos ratos parados, con los bomberos subidos a los balcones para tensar los cables de la luz mientras abajo el público tiraba de teléfono móvil para informar a sus familiares y amigos de que la cabalgata salía con retraso y de que la Estrella de la Ilusión llevaba casi una hora detenida junto al parque.

Palmerín, la mascota del Betis, se agachaba para sortear los cables, mientras que en la Plaza Nueva algunas carrozas chocaron con las bombillas que adornaban los árboles y en Asunción también hubo algún problema. En total casi hora y media de retraso que se mantuvo durante buena parte del recorrido, aunque se fue acortando algo tras salir del centro. Las prisas deslucieron el cortejo a su paso por el casco histórico, llegando en ocasiones a haber vacíos de hasta 300 metros entre algunas carrozas. Eso sí, la demora se fue reduciendo al paso por la Alameda de Hércules y la Macarena, de forma que entró en la avenida de Miraflores casi en hora.

Esta era precisamente una de las grandes novedades del recorrido, que terminó por primera vez en la historia en la avenida de San Juan de la Salle, en el colegio del mismo nombre, en una iniciativa pionera que llevará en los próximos años la Cabalgata a otros barrios de la ciudad. Diez kilómetros y medio de recorrido completado en seis horas para pasar luego al Hospital Virgen Macarena a llevarle los regalos a los niños enfermos, ya casi al filo de la medianoche.

Antes, para la mayoría de los niños mereció la pena esperar una cabalgata que empieza a ser distinta. Este año se tiraron menos caramelos y se apostó más por los juguetes, las poesías, adivinanzas, peluches, pelotas de goma e incluso banderas del Centenario del Betis. El poder de los Reyes Magos es tal que casi ni se habló del partido de hoy, ese acontecimiento que paraliza la ciudad al menos dos veces al año.

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