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Sevilla

Un libro para saber los efectos de los psicótropos al volante

  • El psiquiatra Álvaro Moleón es uno de los autores de una obra que aborda este asunto, “del que había muy poco escrito”

El psiquiatra Álvaro Moleón durante una jornada de trabajo con su obra en el bolsillo de la bata.

El psiquiatra Álvaro Moleón durante una jornada de trabajo con su obra en el bolsillo de la bata. / Alberto Domínguez

Psicótropos y conducción de vehículos a motor aterriza en el mercado editorial especializado en medicina y derecho con ánimo de "sentar las bases jurídicas y médicas". Así lo pretende el psiquiatra sevillano Álvaro Moleón, que junto a su compañero de profesión, José Carlos Fuertes, y el magistrado José Luis Rodríguez, ha confeccionado una serie de pautas médico-legales que evitan el conflicto derivado de conducir bajo los efectos de medicamentos denominados psicótropos: tranquilizantes, antidepresivos, antiepilépticos, antipsicóticos o eutimizantes, entre otros.

Estos productos son prescriptos en la medicina de atención primaria y especializada habitualmente. De hecho, los expertos en la materia apuntan a que alrededor de un 25% de la población los ingiere con cierta frecuencia. No obstante, son motivo de conflicto, pues las leyes de circulación impiden la conducción bajo la influencia de tales sustancias. Por ello, los autores han puesto el foco de esta obra en la "necesidad de comunicar el consumo esporádico o habitual de los psicofármacos" en la obtención o renovación de los permisos de conducir, un hecho "que muchos ocultan por miedo a no obtenerlos", indica Moleón.

En este sentido, el psiquiatra advierte de que "esto puede generar problemas en el caso de que se produzca un siniestro, en tanto que la compañía aseguradora puede alegar que la conducción se realizó bajo la influencia de las citadas sustancias y, por tanto, puede eximirse de cubrir el seguro". Por esto, el consumo de los psicótropos debe realizarse "siempre" con prescripción médica. Así, el médico prescriptor será quien informe al conductor de las limitaciones que puede traer consigo la conducción bajo los efectos de tales sustancias, además de ser quien "corrobore que no se producen efectos adversos que deriven en problemas de conducción". El período para cerciorarse de que dichas secuelas no aparecen es de unas tres o cuatro semanas, "imprescindibles", según Moleón, para "diagnosticar problemas de reflejos, somnolencia o alguna otra consecuencia".

Del mismo modo, el hecho de consumir psicofármacos sin receta médica "no exime al conductor de su responsabilidad en caso de accidente", recuerda el galeno, que advierte "de la cantidad de personas que los ingieren, bien porque se los cogen a familiares o amigos, bien porque se hacen con ellos a través del mercado negro". Otro de los problemas que acarrea la conducción bajo la influencia de los psicofármacos es la sanción que puede imponer un agente de tráfico si en un control el conductor da positivo por un fármaco. En este caso, Moleón explica que si el medicamento está prescripto por un médico "no hay lugar para la sanción". Por ello, el conductor debe llevar en su guantera un informe médico, preferiblemente de un psiquiatra, en el que "se explicite que las aptitudes del mismo no se ven afectadas por los psicofármacos".

Precisamente, la mencionada publicación realiza una valoración de las pruebas de detección de drogas, calificadas "como un tanto desfasadas por los falsos positivos que dan". En este sentido, manifiesta que "el cuerpo necesita una semana para eliminar sustancias como la cocaína, por lo que si una persona consume un viernes puede dar positivo un miércoles". Por ello, Moleón y su compañeros solicitan, a través de esta obra, "la presencia de personal sanitario junto a las fuerzas de orden público, dado que es necesario para corroborar que un conductor está realmente afectado por sustancias tóxicas". Psicótropos y conducción de vehículos a motor, que fue publicado a finales del pasado año, ha gozado de una gran acogida, sobre todo, entre los profesionales del derecho, de la medicina y los agentes de tráfico". El motivo radica, según sus escritores, en "que trata una cuestión sobre la que había muy poco escrito".

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