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Jaime Rodríguez Sacristán

Dónde se meten los niños del 17

  • La calle Abades es el diván del psiquiatra: estaba la Escuela Francesa de su infancia y está la Academia de Medicina que presidió seis décadas después.

EN la esquina de Mateos Gago con la calle Ángeles perdió una goma de borrar cuando salía del colegio. Y el recuerdo de esa pérdida activa una catarata de recuerdos, que en el caso del psiquiatra Jaime Rodríguez Sacristán (Benaoján, Málaga, 1934) cobra una importancia capital. En busca del tiempo perdido.

En la calle Abades fue con seis décadas de diferencia escolar y académico. "Vivíamos en Ciudad Jardín y en los duros años de la posguerra, con mi amigo Pepe Carrascosa, los dos con 9 años, cogíamos el tranvía, la línea 17, en la Gran Plaza. Nos bajábamos en la parada de la Puerta de la Carne y veníamos caminando por los jardines Murillo y el barrio de Santa Cruz hasta la Escuela Francesa".

El edificio de aquella escuela de los años 40 es ahora el Hotel Fontecruz. "Por la calle Ángeles entraban las niñas; por Abades, los niños". Ambas calles forman un nudo con Cardenal Sanz y Forés, la calle donde vivía el matrimonio Jiménez-Becerril, asesinados el mismo día que el doctor Rodríguez Sacristán cumplía 64 años. Por la puerta del hotel pasa un ciclista con niño y pregunta por la calle Aire. El psiquiatra le indica el camino correcto. La calle donde vivió uno de sus poetas preferidos. "Le dediqué trescientas páginas a Cernuda, un acercamiento psicológico a un poeta ambivalente con Sevilla".

En esta misma calle Abades, entre 2006 y 2010, presidió la Academia de Medicina, una institución con 313 años de historia. Los años escolares son fundamentales en el hijo de un maestro de escuela destinado en la República a un pueblo de la serranía de Ronda. De Benaoján lo destinan a Los Palacios y en 1935 ya están en Ciudad Jardín. De un barrio nacido por el sueño de la Exposición del 29 a la pesadilla de la guerra civil.

Este dédalo de calles le traslada a otra vivencia fundamental. "En el piso de unos amigos que vivían junto al Alcázar me encerré para preparar las oposiciones a la cátedra de Psicología Médica". Se examinó en Madrid un lunes en el que le extrañó ver tanta gente por la calle escuchando el transistor, como canta Benito Moreno. "Me enteré por la noche del 23-F". Lo destinaron a Valladolid. Después sacó la cátedra de Psiquiatría Infantil.

Su primera Sevilla fue la de Nervión y desde 1981 vive en la casa más próxima al estadio del Betis. Su hijo Jaime, abogado, llegó a ser presidente del equipo. Los otros tres le deben al padre sus vocaciones: Asunción es psiquiatra; Andrés, neuropediatra; Cristina, psicóloga. Todo en este hombre, hasta el amor, tiene que ver con su afán de aprendizaje.

"A mi mujer la conocí como profesora mía, aunque es más joven que yo. Ella era ayudante de Octavio Gil Munilla en el departamento de Historia Universal". Se casan el 7 de octubre de 1962 en el monasterio de Guadalupe. En pleno Concilio Vaticano II. Ese año abre el instituto Sacristán en Marqués de Nervión, que después se trasladará a Baños esquina con San Vicente y a la avenida Reina Mercedes.

Defensor del modelo de ciudades lentas y del paseo, su medio de locomoción. "Al sevillano le gusta pasear por la calle para encontrarse con los amigos. Se hacen apuestas a ver quién saluda a más gente". En Abades estaba la Escuela Francesa, está la Academia de Medicina y se ve la placa del doctor José Meana Wert. "Fue compañero mío de curso".

El Guayas es un caudaloso río que atraviesa Ecuador y da nombre a la casa de la avenida de la Palmera que hizo el arquitecto Jaime López de Asiaín. Un país fundamental en su vida. En Ecuador y Cuba actuó como técnico de la Unesco; a Guayaquil se fue con la familia a celebrar sus bodas de plata. Este sevillano de la serranía de Ronda presidió la Agrupación de Asociaciones Iberolatinoamericanas para el estudio científico del Retardo Mental, que alternó su sede entre Sevilla y Buenos Aires. "Los mejores psicoanalistas han estado siempre en Francia y Suiza", dice refutando el prestigio argentino. ¿Por eso Borges quiso morir en Suiza? "No me extrañaría". Autor de 22 libros, uno de ellos, Psicopatología del niño, es libro de texto en las Facultades de Psicología y Medicina, es un admirador de Freud y estuvo en 1959 en la casa londinense de la hija del padre del psicoanálisis. El Betis había vuelto a Primera un año antes.

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