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Cuatro personas intentaron este martes vengarse de la muerte de un familiar en las Tres Mil Viviendas abriendo fuego contra una furgoneta en la que viajaba un miembro de un clan rival. Los presuntos autores de este nuevo tiroteo ocurrido en el Polígono Sur son el padre y tres tíos del joven de 17 años que falleció el 31 de marzo en el Hospital Virgen del Rocío después de que, dos días antes, una bala perdida procedente de una reyerta le alcanzara en la cabeza cuando viajaba en el asiento trasero de un todoterreno que conducía su padre por la calle Sebastián Bandarán.

Los hechos ocurrieron sobre la una de la tarde del martes, según confirmó a este periódico una portavoz de la Jefatura Superior de Policía. A esa hora uno de los miembros del clan de Los Caracoleños -al que presuntamente pertenece el autor del disparo que causó la muerte al joven- circulaba con una furgoneta por la calle Luis Ortiz Muñoz cuando fue sorprendido por los cuatro agresores que abrieron fuego contra él. La víctima logró huir y salir del Polígono Sur hasta llegar a las inmediaciones de la comisaría de la Policía Local en la avenida de Felipe II. Allí relató a un patrullero de este cuerpo que había sido atacado y aportó la descripción de las cuatro personas que le tirotearon.

Los agentes transmitieron el aviso por la radio. Minutos después, dos patrulleros -uno de la Policía Local y otro de la Nacional- que prestaban servicio en el Polígono Sur se toparon con los presuntos autores de los disparos y los detuvieron. La Policía teme ahora que este episodio sea el principio de una guerra entre familias gitanas en las Tres Mil Viviendas y por el momento mantiene una presencia continua en este barrio para evitar que en las próximas horas haya nuevos enfrentamientos.

El tiroteo ocurrió a muy pocos metros de los bloques conocidos popularmente como Los Verdes, donde se habían instalado hace cinco años la mayoría de los miembros del clan de Los Caracoleños. Estas familias abandonaron en verano de 2004 el asentamiento chabolista de Los Bermejales después de que el Ayuntamiento de Sevilla les entregara 42.000 euros a cada una de ellas. Con ese dinero compraron pisos en las Tres Mil Viviendas de manera ilegal, pese a que el Consistorio les había hecho firmar antes un compromiso de que no se instalarían en esta zona de la ciudad.

Ahí estuvieron residiendo hasta el 29 de marzo, cuando uno de sus integrantes disparó presuntamente contra un miembro de un clan rival pero mató accidentalmente al joven de 17 años. Este episodio obligó a la mayoría de las familias que componen el grupo de los Caracoleños a abandonar temporalmente el Polígono Sur por miedo a una venganza. A lo largo del mes y medio siguiente, muchas de estas familias se han ido instalando paulatinamente en chabolas junto al antiguo puente de hierro de San Juan de Aznalfarache.

En todo este tiempo, los niños de los chabolistas no asisten a clase porque están escolarizados en el Polígono Sur y sus padres se niegan a llevarlos allí, temiendo que los miembros del clan rival, una rama emparentada con los Casiano, puedan intentar vengarse atacando a los menores. La Delegación Provincial de Educación ha detectado las faltas de 95 niños a sus respectivos colegios y ha remitido un informe detallando estos casos de absentismo a la Fiscalía de Sevilla para que tome las medidas oportunas. La consejera de Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, aseguró ayer que su departamento trabaja en coordinación con otras consejerías y con el Ayuntamiento de Sevilla para encontrar una solución a este problema.

Mientras tanto, los cuatro detenidos permanecen en las dependencias de la Jefatura Superior de Policía acusados de un delito de homicidio en grado de tentativa y a la espera de pasar a disposición judicial.