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Sevilla

La juez procesa a unos padres cuya hija de 10 años tuvo relaciones con su 'novio'

  • La instructora implica a los progenitores como "cooperadores necesarios" del delito de agresión sexual que se imputa al joven de 18 años que mantuvo las relaciones con la menor.

Los padres permitieron la convivencia como novios y conocían que mantenían "relaciones sexuales completas". Éstos son los argumentos que han llevado a una juez de Sevilla a procesar a los padres de una niña de 10 años como "cooperadores necesarios" de un delito contra la libertad sexual, por haber tolerado que la menor de edad conviviera y tuviera relaciones sexuales con el joven de 18 años con el tenía una relación de noviazgo.

En un auto, la juez de Instrucción número 15, Silvia Soto, ha acordado procesar a F. J. V. M., el "novio" de la niña, por un delito contra la libertad sexual en menores, un procesamiento que también afecta a los padres de la niña, F. C. y B. F., a los que la magistrada considera "cooperadores necesarios" del delito. La magistrada ha impuesto además a los tres encausados el pago de una fianza de 10.000 euros, con la finalidad de asegurar las posibles responsabilidades pecuniarias que pudieran imponérseles en caso de condena.

Los hechos que han motivado el procesamiento del joven, que tenía 18 años cuando sucedieron, y de los padres de la niña, se remontan al mes de julio de 2015, cuando F. J. V. M. mantuvo relaciones sexuales en diversas ocasiones con la menor de 10 años "contra la voluntad de ésta, teniendo el investigado conocimiento de la edad de la menor", precisa la instructora.

La primera agresión sexual tuvo lugar en un descampado próximo al domicilio de la niña, ubicado en una localidad de la Ruta de la Plata de Sevilla. Estas agresiones se repitieron "varias veces" en la propia vivienda de la niña, "siempre con oposición de la misma, que manifestó reiteradamente su negativa a mantener relaciones sexuales con el investigado".

Sobre los padres, la juez insiste en que tenían "conocimiento de que la menor mantenía relaciones de noviazgo con el investigado, permitiendo la convivencia de ambos como novios en el domicilio familiar y con conocimiento de que mantenían relaciones sexuales completas".

De hecho, a lo largo de la instrucción se ha puesto de manifiesto que la niña y su novio compartieron la misma cama durante varios meses cuando convivieron en la casa de los padres, dado que dormían en una habitación con dos camas y en la otra dormían sus dos hermanos, más pequeños que ella.

Así lo declaró el joven que está procesado por un delito continuado de agresión sexual a la niña cuando compareció ante la juez de Instrucción. El joven aseguró que los padres dormían en una habitación y ellos en otra donde había dos colchones, en uno de los cuales dormían él y la niña de 10 años, y en el otro lo hacían los dos hermanos de la menor, que eran incluso más pequeños.

En esa habitación es donde se habrían desarrollado las relaciones sexuales entre ambos, siempre consentidas, según el testimonio del imputado, que añadió que cuando se hallaban a solas mantenían su relación de noviazgo y a veces además estando presentes en alguna ocasión los hermanos pequeños.

Esa convivencia, según el investigado, era conocida y consentida por los padres, dado que la madre habría entrado en muchas ocasiones en ese dormitorio donde dormían juntos. Esa situación se prolongó durante los dos o tres meses en los que el joven vivió en el domicilio familiar hasta que, según el imputado, rompió la relación cuando se enteró de que la niña tenía sólo 10 años y no los 16 ó 17 que él creía que tenía.

Los hechos se destaparon por una visita que la madre -de nacionalidad rumana; el marido es español- y la hija hicieron a la pediatra del centro de salud de la localidad, a la que la mujer solicitó información sobre posibles métodos anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual. A pesar de que esa visita a la pediatra tuvo lugar en junio de 2015 no fue hasta el mes de diciembre cuando la facultativa remitió un parte a los juzgados relatando lo ocurrido. Y ese parte se envió después de que el padre le indicara a la doctora que iba a denunciar al novio por haber abusado sexualmente de su hija.

Unos días después de haber acudido al pediatra para ese reconocimiento, la madre de la niña presentó una denuncia en la Guardia Civil en la que aseguraba que su hija había sido agredida sexualmente por un individuo que la había abordado con un cuchillo en plena calle, hechos por los que el juzgado dedujo testimonio contra la madre por denuncia falsa y simulación de delito.

Esta denuncia motivó la detención del supuesto "novio" de la niña, aunque el joven quedó en libertad tras prestar declaración ante los agentes de la Guardia Civil. En esta declaración, el joven reconoció que mantuvo las relaciones sexuales con la menor, si bien dijo que no sabía que tuviera 10 años y añadió que las mismas fueron consentidas por ambos. El joven añadió que rompió la relación con la menor cuando supo que tenía sólo 10 años, porque en su opinión la chica aparentaba tener 16 ó 17 años, una edad muy similar a la suya.

En esta historia, el testimonio sin duda clave es el de la pediatra que atendió a la madre y a la niña. Según la doctora, en la primera visita que le hicieron en junio del año pasado, la madre le dijo que la niña tenía una relación de noviazgo y estuvieron hablando sobre si había utilizado preservativos en esas relaciones. La madre le comentó que iba a poner fin a esa relación y la pediatra informó entonces a la asistenta social del Servicio Andaluz de Salud (SAS), pero en ese momento no dio parte al juzgado.

Unos meses después, en noviembre pasado, el padre de la niña le dijo a la pediatra que iba a denunciar al "novio" porque se había acostado con su hija y esas relaciones no eran consentidas, y fue entonces cuando la doctora citó a la niña para hacerle una exploración médica e informar al juzgado, lo que ocurrió seis meses después de la primera visita. La pediatra aseguró en su declaración ante el juez que la madre de la niña conocía esas relaciones de su hija "pero no las consentía" y quería poner fin a ese noviazgo.

La niña declaró, por su parte, que había mentido a sus padres, que éstos no sabían nada de las relaciones que mantuvo y en su lugar les contó -según ella porque tenía miedo- que la habían violado tras ser amenazada con un cuchillo.

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