urbanismo · El deterioro de unos jardines históricos

Un retrete junto al Casino

  • El deterioro del entorno del teatro Lope de Vega es cada vez mayor y en los jardines hay desde una casa ocupada con un inodoro al aire libre hasta una tienda de campaña en la que vive una persona.

Junto al Casino de la Exposición, en la calle que lleva hasta la entrada principal del teatro Lope de Vega, hay una extraña plantación de palmitos. La rareza no sólo radica en el exotismo de la planta, sino en que la mayoría de los palmitos están secos y el suelo está completamente embarrado pese a que hace meses que no llueve. Si uno levanta la cabeza y mira al frente descubre inmediatamente la causa. Una mujer limpia una terraza de verano situada en esta misma avenida y vierte directamente el agua en la tierra sobre la que se levantan las plantas. El agua sucia, mezclada con los productos de limpieza, va a parar directamente a las raíces de estos árboles, algunos de los cuales ya tienen casi todas sus hojas en el suelo y las que siguen en pie están amarillas.

Pero la culpa no es toda de las discotecas. Resulta que en el terreno embarrado debería haber césped y no lo hay porque alguien decidió sustituirlo por otra hierba que no soporta la exposición prolongada al sol. Obviamente, esa planta tenía muy pocas posibilidades de crecer en una ciudad como Sevilla. Meses después de que acabaran los trabajos de jardinería, lo único que queda de ella es un suelo embarrado y encharcado. Si además resulta que esos trabajos formaban parte de un plan de jardinería que costó a las arcas públicas 180.000 euros, la única conclusión posible es que en el entorno del Casino de la Exposición se ha hecho una chapuza.

Pero los palmitos secos y los restos de la dichondra, que así se llama la planta fotofóbica, no son el hallazgo más estrambótico que hay en este espacio, que forma parte de los jardines históricos del entorno del parque de María Luisa. Si se avanza unos metros hacia dentro, uno va descubriendo una silla de oficina y una maleta tiradas en el suelo, una fuente seca y llena de restos de botellas y numerosas pintadas en todos los edificios, la mayoría de los cuales pertenecieron a la Exposición Iberoamericana de 1929.

Ya en los jardines del pabellón de la Madrina, el mismo que ardió hace dos años durante una botellona, hay una tienda de campaña con un inquilino dentro, una casa ocupada y hasta un retrete usado por los ocupas a la vista de cualquiera. Sólo un tablón a modo de puerta guarda la intimidad de quienes usan este singular inodoro.

La sensación de abandono de estos jardines es total. Dos jóvenes charlan en el techo de las caracolas que el Ayuntamiento quiso ceder a la banda de las Cigarreras para sus ensayos. El hombre que vive en la tienda de campaña, dentro de una antigua alberca seca, arregla una bicicleta. El Consistorio adjudicó en noviembre de 2011 la rehabilitación de toda esta zona a la empresa Easy 2000. La inversión total fue de 249.000 euros, en los que estaba incluida la jardinería, aportados por la Junta de Andalucía a través del plan Proteja.

El Ayuntamiento recepcionó la obra para no perder la subvención pero anunció que reclamaría porque no estaba conforme con el resultado final. Meses después, el deterioro va en aumento en un área que sigue sufriendo los efectos de la botellona y en la que el aparcamiento indiscriminado ha levantado y destrozado las aceras. Los jardines se limpian con regularidad, pero no se ve a nadie, ni siquiera algún turista perdido, pasear por ellos.

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