Si se aplican las medidas previstas en el nuevo Plan Hidrológico del Guadalquivir de aquí al horizonte de 2015, los técnicos aseguran que para esa fecha se habrá logrado el buen estado ecológico del río en el 88% de las masas de agua superficiales y en el 60% de las aguas subterráneas (acuíferos), según reza el anejo III del Informe de Sostenibilidad Ambiental. El cambio puede verse en el gráfico superior.

Los vertidos y demás problemas que perjudican al Guadalquivir provocan que en la actualidadel sólo el 57% de los 392 ríos, 35 lagos, 13 aguas de transición y 3 aguas costeras se encuentren en un buen estado ecológico. En las aguas subterráneas el porcentaje es aún peor: un 53% únicamente en buen estado de los 60 acuíferos que existen.

El plan asegura que las tres masas costeras de la Demarcación, en la actualidad están en buen estado ecológico y químico. En las masas de agua subterráneas, tras la aplicación del programa completo de medidas, aún seguirán existiendo 25 masas en mal estado.

La situación debe mejorar sustancialmente con las soluciones que propone el plan, dotado con 4.105 millones de euros de inversión para aplicar las medidas básicas y complementarias.

La contaminación se lleva la mayor partida inversora (1.087 millones), seguida de las medidas para aumentar la eficiencia en el uso agrícola (1.229 millones) y en el uso urbano e industrial (202 millones). La recuperación ambiental se lleva 608 millones y los recursos para satisfacer la demanda de agua 469 millones.

Respecto a las medidas para satisfacer la demanda y racionalidad en el uso del agua, una vez aplicadas el programa completo de medidas, se estima que la demanda total de la demarcación estará en torno a 3.597 hm3/año, lo que supone un ahorro de 370 hm3/año.

Los objetivos del nuevo plan hidrológico que sustituirá al de 1998 se resumen en tres: conseguir el buen estado y la adecuada protección del dominio público hidráulico y de las aguas, satisfacer las demandas de agua y un equilibrio y armonía del desarrollo regional.

El objetivo 1 supone fijar un régimen de caudales ecológicos y garantizar su cumplimiento, reducir la contaminación de las masas de agua superficiales y subterráneas, así como la concentración de las sustancias peligrosas; prevenir las alteraciones hidromorfológicas y biológicas en las masas de agua superficiales en buen estado y mejorar las que presentan mal estado; identificar los espacios fluviales de alto valor ecológico y designarlos como Reservas Fluviales para su conservación; eliminar y controlar las especies exóticas invasoras; prevenir el deterioro de las aguas costeras, y mejorar el estado de las aguas de transición.