DERBI Betis y Sevilla ya velan armas para el derbi

Sevilla

El sol de las vísperas

  • Las cofradías del Viernes de Dolores recorrieron sus barrios entre fervor y con un gran gentío También fue un día de arraigadas tradiciones en el centro

Con ansias. Así recibieron los barrios de Sevilla a las primeras procesiones de ayer. A estos nazarenos que son el mejor heraldo de la gloria. Las hermandades de vísperas cada vez se encuentran más consolidadas, como demuestra el número de personas que integran sus cortejos, el público que acude a verlas, o los pasos y enseres, que cada vez son más completos. Para estas hermandades es mucho más difícil hacerse con un buen patrimonio. No cuentan con la gran subvención que tienen las que acuden a la Catedral, aunque sí reciben una asignación cada año por parte del Consejo, y sus nóminas de hermanos son mucho más pequeñas. Por ello, hay que valorar el esfuerzo que cada año hacen para sacar la hermandad a la calle. La Misión, Padre Pío, el Dulce Nombre de Bellavista, Pino Montano, Pasión y Muerte y la Corona, volvieron a dar ayer un gran ejemplo de cómo hacer las cosas bien. Cada una con su estilo, desde la sobriedad que recorre Triana y el Centro, a la populosidad y alegría de los cortejos de Palmete, Pino Montano o Bellavista, y la elegancia de la hermandad de Heliópolis. 

Hermandad de la Misión

Cuando se ve a estas hermandades surge la duda de si realmente les merece la pena ir a la Catedral. Aspiraciones -fuertes y legítimas- hay en algunas, pero en la balanza se debería poner todo lo que el Viernes de Dolores, también el Sábado de Pasión, les aporta. Y no sólo en cantidad de público. Por lo demás, ayer si vivió la antesala de lo que se vivirá a partir del Domingo: sol, calor, mucho público, ya se empezaron a ver los palos de selfies, y mucha gente que se echa a la calle sin realmente saber qué está viendo y cómo lo tiene que ver. Son muchas las pandillas de jóvenes que no se enteran de qué va la historia. Es un problema educacional, no hay duda. Y van a ver una procesión igual que irían a un concierto del cantante de moda, al cine o a un partido de fútbol.

 

Dulce Nombre de Bellavista

Además de en los barrios en los que hay procesiones, el Viernes de Dolores es una jornada de marcadas tradiciones en las hermandades del centro. Es otra manera de vivir las vísperas. La manera tradicional, que dirían los más ortodoxos. La mañana es agitada. De olor a pintura en la carrera oficial, de montaje de última hora, de embellecimiento de los parterres y de visita protocolaria de las autoridades a los palcos de la Plaza de San Francisco. Allí, el delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, y el presidente del Consejo, Carlos Bourrellier, repasan la última hora. El primero incide en el buen tiempo, en que todo está a punto, en la accesibilidad de los palcos y en las buenas perspectivas turísticas. El segundo, en la renovación de buena parte del entarimado de los palcos y en el compromiso de los hermanos mayores de la Madrugada en cumplir los horarios pese al aumento global de 700 nazarenos.

Pino Montano

Luego es de perderse por las viejas iglesias para visitar el besamanos de la Soledad, en San Lorenzo, el de la Virgen de los Dolores, en San Vicente, el de la Quinta Angustia, en la Magdalena, el besapiés de la Mortaja, en el exconvento de la Paz, o el de Vera Cruz. Por la tarde, muchas personas acompañaron al Señor Cautivo de San Ildefonso en su vía crucis anual, acudieron al traslado del Señor del Descendimiento a su paso procesional, fueron a la Santa Caridad para el vía crucis y el besapiés del Cristo de la Caridad... Y a media noche, mientras las cornetas y los tambores aún resuenan en los barrios, la cita obligada fue en la Anunciación con la Virgen del Valle.

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