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Sevilla

¿Por qué no más test?

  • Las autoras defienden que “muchos de los científicos cualificados y dispuestos”, en vez de permanecer en sus casas, deberían estar haciendo test

En estos días se habla de por qué no se han hecho y por qué siguen sin hacerse test masivos para detectar el coronavirus. Una manera posible y factible de hacer estos test es a través de lo que los científicos denominamos una PCR cuantitativa (o qPCR, por quantitative PCR). La realización de esta técnica lleva, como promedio, un tiempo de unas dos horas y media. La preparación previa de la muestra, una vez obtenida, no más de tres, lo que quiere decir que, en aproximadamente cinco horas, utilizando esta técnica, cualquier profesional con experiencia en un laboratorio de biología molecular podría detectar la presencia de coronavirus en muestras de varios pacientes de forma simultánea. Para ser más precisos, por cada máquina de qPCR se pueden procesar hasta 96 muestras distintas en paralelo, y en cada una de ellas es siempre necesario incluir un control negativo, así como un control positivo, es decir, sendas muestras en las que sabemos que el material genético del virus o bien no está o si está presente, respectivamente. Conseguir este control positivo no debería resultar a priori difícil en estos tiempos, no obstante, está resultando ser uno de los principales factores limitantes por razones burocráticas y logísticas, que se podrían superar con voluntad y liderazgo político y científico. Es conveniente, además, para ser estrictos, hacer al menos tres réplicas por muestra para descartar falsos resultados debidos a errores técnicos. Esto quiere decir que, en definitiva, cada dos horas y media, cada máquina podría comprobar la presencia o ausencia de coronavirus en 30 muestras de 30 pacientes. De manera hipotética, en un centro de investigación que contara con cinco máquinas de qPCR (un número nada disparatado), y funcionando a turnos las 24 horas del día (no nos asustemos, en éstas se están viendo en todas las fábricas de material sanitario de nuestro país) se podrían llevar a cabo las pruebas de unos 1.200 pacientes cada día. Si pensamos que en nuestra ciudad hay varios centros de investigación (además de los hospitales que también cuentan con alguna de estas máquinas), la realidad es que se podrían testear a más de 5.000 pacientes al día.Además, como medida alternativa, sería también posible recurrir a la PCR convencional invirtiendo sólo un rato más. Normalmente, varias de estas máquinas están presentes en todos los laboratorios de biología molecular. Respecto al resto del material necesario, más allá de los ya famosos y deseados kits específicos de detección de coronavirus que distintas casas comerciales están poniendo a nuestra disposición –sin duda más precisos y rápidos, y menos laboriosos, pero también menos asequibles–, cualquier científico sabe que, conocida la secuencia del material genético del virus, a un laboratorio experimentado no le llevaría más de una semana poner a punto una técnica específica de detección válida. Dada la envergadura y emergencia de la situación, lo más eficaz sería que en cada país, cada comunidad, cada ciudad, o cada centro, coordinadamente, intentara implementar, en caso necesario, sus propias pruebas en función de los recursos concretos disponibles. La seguridad tampoco debe suponer un problema, pues las medidas necesarias serían básicamente las que acostumbramos a adoptar en cualquier laboratorio (a las que habría que sumar las indicadas para cualquier persona en las actuales circunstancias). Dicho esto, y teniendo en cuenta que en este momento son muchos los laboratorios vacíos con las máquinas de PCR apagadas, y que, somos muchos los científicos cualificados y dispuestos que estamos en nuestras casas, no es fácil comprender por qué no se están haciendo más test. En nuestra ciudad tenemos centros de investigación dirigidos por investigadores de reconocido prestigio internacional que sabrían coordinar nuestros esfuerzos y poner material y personal al servicio de la sociedad en un momento como éste. Los test masivos, a pacientes sintomáticos y sobre todo, asintomáticos, están resultando ser la mejor y probablemente única manera de luchar contra esta pandemia y evitar más muertes. Si antes del 8-M no nos habíamos dado cuenta, ahora ya parece evidente. ¿Por qué no se están haciendo más test? Dijo Einstein que “el secreto de la creatividad está en saber ocultar tus fuentes”. La comunidad científica tiene que ser ahora eficaz además de creativa. Que nuestra fuente sea Corea del Sur, aunque sea tarde. Sabrina Rivero. Profesora del Departamento de Citología e Histología Normal y Patológica de la US e investigadora del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa.Sonia Jimeno. Profesora del Departamento de Genética de la US e investigadora del Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa.

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