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Sevilla

El trabajo de salir del nido

  • Para muchos jóvenes sevillanos el verano es la mejor oportunidad para el primer empleo y ganar en experiencia

El primer trabajo, junto con el carné de conducir y el primer coche, son algunas de las etapas a quemar en el paso hacia la madurez. El verano anima a los jóvenes a buscar su primer empleo, aunque algunos no esperan a la mayoría de edad. Ana es una joven de 17 años que dedica las mañanas de verano a hacer de canguro entre las familias de su barrio. "Mis padres se quejaban de lo mucho que gasto en móvil o en ropa. Decidí ganarme unos euros entreteniendo a los niños. Mis vecinos saben que soy responsable porque he cuidado de tres hermanos".

A sus 18 años, Pablo Gambin es otro joven responsable que decidió dedicar su último verano antes de la universidad para tomar experiencia laboral. "Eché mi currículum en varios sitios, terrazas y similares, porque quería que mi primer trabajo fuera también ameno y que estuviera en contacto con el público", explica. Tanto él como su compañera Yolanda Márquez trabajan por primera vez en el parque temático Isla Mágica, que ofrece cada verano la posibilidad a jóvenes, y no tan jóvenes, de trabajar en sus instalaciones. Su jornada laboral puede ser de siete u ocho horas dependiendo de la afluencia de público, y en función de las horas que trabajen pueden cobrar entre 700 y 800 euros al mes. Pablo Gambín piensa ahorrar parte de ese dinero, pero también tiene planes. "Posiblemente haga un viaje con ese dinero o lo ahorre para un coche". Yolanda Márquez es el ejemplo de que con la crisis la demanda de empleo en Isla Mágica ha aumentado, no sólo por los jóvenes sino por personas de cualquier edad. Yolanda, de 36 años, lo ahorrará y espera seguir en Isla Mágica. "Mi ilusión es quedarme, el compañerismo y el buen ambiente es genial".

Otros jóvenes, en el sector de las terrazas de noche o del comercio textil, aceptan hablar si no se publica su identidad. Miriam, de 21 años, también desea quedarse en su empleo como vendedora en una tienda de ropa, no va a continuar sus estudios. "Comencé a principios de verano en las rebajas, recomendada por una amiga, pero espero que me renueven. Es un trabajo muy cansado y al final del día te duelen las piernas de estar de pie. Pero me gusta y, además, somos las primeras en ver la ropa de la próxima temporada".

Juan trabaja en una terraza y, aunque pronto reanudará sus estudios de segundo de arquitectura, para él el trabajo no es una opción. "En verano hay que echar una mano, no lo considero mi primer empleo porque no tengo contrato, simplemente ayudo en el negocio familiar".

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