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Sevilla

Un viaje por el túnel del tiempo

  • Con secuencias grabadas en enero y febrero, 'La Caja de la Semana Santa' transmite primavera En las 'setas', entre Imagen y Laraña, hay pases del documental en inglés

EN el curso del tiempo. Uno piensa en esa bellísima película de Win Wenders cuando termina de ver en la plaza mayor de la Encarnación, redención de las setas, La Caja de la Semana Santa. También en la frase-insignia de Juan Ramón Jiménez: la luz con el tiempo dentro. La Semana Santa es la infancia recuperada del libro de Fernando Savater. El tiempo en las cuentas de un niño que echaba Cernuda en Ocnos.

Tantos tiempos que no caben en los tiempos verbales: pasado, presente, futuro. El que así sea es un subjuntivo mágico del tiempo que va a hacer, el tiempo que hace, qué buen tiempo hace, ¡hace tanto tiempo!, los tiempos que cambian, el tiempo que pasa. Toda esa polisemia del tiempo está magistralmente condensada en este cuadrilátero entre Imagen y Laraña, a imagen y semejanza.

"La saeta marca el final", dice Miguel Ángel Moreno, uno de los productores de este espectáculo. Una primavera, ése es uno de los prodigios, recogida a destiempo entre el 26 de enero y el 23 de febrero, con el miércoles de Ceniza como mediana cronológica. La voz es de Chari Martín, de la escuela de saetas de la Sagrada Cena. La letra, de Diego J. Geniz, redactor de Diario de Sevilla, autor de los hermosos textos. Diego, compañero de afanes de la actualidad, es en este caso portavoz de la gran noticia. Algabeño, paisano de Fausto Velázquez, galerista, pintor y dramaturgo, de Fernando García, Goya por el vestuario de La Isla Mínima, de Diego Tristán, que fue Pichichi con el Deportivo de la Coruña; de Pepe Cabrera Bazán, que jugó en el Betis y el Sevilla y fue el senador más votado de España; cofrade en su pueblo y en la metrópolis.

Pilar Blanco, estepeña, es ayudante de producción y se encarga del script. Buscó localizaciones insólitas, pese a que están incardinadas en el inconsciente colectivo. Es la que recepciona a las excursiones escolares. Algunas, como el colegio Galileo de Montequinto, tienen en el nombre del centro un aliciente intelectual.

Imágenes que se superponen, así en el centro como en los barrios, en la multipantalla de José Carlos Guerra-Librero. Dirige Antonio Casado y pone Paco Prieto la voz, que emana de los textos sin imposturas ni grandilocuencias, como la buena música de cine. Hay pases en inglés para un visitante que alucinará al ver el rótulo Ciudad de Londres en el paso de una cofradía.

Fiesta mayor en la plaza mayor. Una carpa que es intersección entre Regina y Puente y Pellón, entre las entradas y salidas y la carrera oficial. Extramuros sin lamentaciones. Muchos tiempos en poco tiempo, lo cual redunda en el mérito del trabajo realizado, con el patrocinio de los que tanto hacen para que todo salga a la perfección: Lipasam, Tussam, Emasesa.

La palabra Pureza remite a Triana, Capilla de los Marineros, pero en la introducción es junto a Sostenibilidad una de las palabras-fetiche de los patrocinadores. Más polisemia donde el verbo se hace carne. No lo han dividido por días porque la emoción no tiene reglas ni nóminas. Cruces de caminos como las vive el sevillano. Acierto en los títulos de los capítulos, que suenan a películas: El hilo de los sueños, El imperio prometido, Eterno Gerundio. Visita de los espacios siderales: San Lorenzo, donde empieza todo, el Salvador, o lo que Antonio Domínguez Ortiz llamaba el mejor cahíz de la tierra: Alcázar-Giralda-Archivo de Indias. El trinomio del ecumenismo: el Islam, la Fe, la evangelización americana. La Semana Santa es una vivencia de calle que no tiene sentido sin la pervivencia interior. Ensayos de invierno para la explosión primaveral. Los titulares de las imágenes en sus templos, junto a sus plazas, los bares, los estancos, las tiendas. El escenario que se transforma.

Guiños que llegan al corazón, como la procesión que va por dentro de los que vivirán estos días en la cama de un hospital. "Y después de este destierro, muéstranos a Jesús". Alfa y omega, por supuesto, con el añadido antropológico de pañal y mortaja. Un credo que resucita cada día, se oye en la voz de Paco Prieto con el libreto de Diego J. Geniz. No hace falta ver para creer, pero en Sevilla hace falta mirar.

Siete días y una noche con las cuentas asimétricas de Sabina. Con el río, Sevilla es más Nova Roma que nunca, Betis y Tiber cuyas aguas llevan a Tiberio, el emperador que gobernaba Roma en los hechos que narran los evangelistas. Homenaje a Teresa de Jesús en su quinto centenario. La ciudad "cual Lázaro" obedece al impulso: levántate y anda.

La Caja no es un resumen de la Semana Santa. No es una síntesis. Tampoco es un documental en el sentido ortodoxo del término. Es una incursión subliminal, cruz de guía y de guión, en los cambios que experimenta la gente cuando cambia la ciudad para seguir siendo ella misma. La ciudad también regresa a su infancia, la Sevilla-niña, si no trimilenaria como la Cádiz de los fenicios, anclada en la noche de los tiempos, madrugada de los espacios. Cada esquina, un regalo para la cámara, es un satélite; cada balcón, una nave espacial. La Plaza de España, escenario de la Paz, que nació en plena guerra. Cae el agua por las gárgolas, esdrújula catedralicia. Aire alfarero de la cava. Terminaron de grabar poco antes del inicio de la campaña electoral, pero la Victoria estaba asegurada. Empezaban los ensayos de los costaleros, pero en La Caja las cuadrillas son de figurantes: silentes, absortos, entregados. Sus miradas lo dicen todo. En la Semana Santa de Sevilla, Foucault y Lacan pasarían por aprendices. Hay alegría en el existencialismo y se llama Amargura; hay júbilo en el nihilismo y le dicen Quinta Angustia; hay gloria pura y reza por las Penas de San Vicente. Sublima el dolor Sevilla con sus imágenes.

Hay mucho templo, mucha iglesia en la película. No es beatería, es coherencia. Todas las semanas son santas. La Caja ahonda en lo previo, es un tráiler de la mayor superproducción de Sevilla que se escapa a las sutilezas del artista. Historia del Arte, sí, y Arte en la Historia. Binomio de cómo entiende Sevilla, Mariana en su título, cómo percibe la Teología. Un viaje en el túnel del tiempo para estos tiempos del túnel. Una reinterpretación del mito de Sevilla. Como se puede leer en una tienda de la calle Feria: "Aquí siempre es Semana Santa". Si no lo fuera siempre, puro silogismo, no lo sería nunca.

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