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Sevilla

La víctima de la Macarena salvó la vida gracias a dos policías nacionales

  • La herida del cuello era tan profunda que se le podía ver la parte superior del pulmón

  • El juez de Guardia envió a prisión al presunto agresor, que fue detenido tras autolesionarse en el cuarto de baño

Precinto policial en la puerta de la casa en la que ocurrió la agresión machista.

Precinto policial en la puerta de la casa en la que ocurrió la agresión machista. / Raúl Caro / EFE

La víctima de la agresión machista de la Macarena estaría probablemente muerta si no hubiera sido por la rápida intervención de dos policías nacionales, que le taponaron la herida y la mantuvieron con vida hasta que llegaron los servicios de emergencias sanitarias. Fueron los mismos que detuvieron poco después al agresor, un ciudadano español nacido en México que la noche del viernes fue enviado a prisión provisional como presunto autor de un homicidio en grado de tentativa.

Los hechos ocurrieron sobre las tres y cuarto de la madrugada de este viernes en la calle Torreblanca, muy cerca de la basílica de la Macarena. La Policía recibió una llamada de un vecino que informaba de que una mujer había sido acuchillada por su pareja en un piso de su bloque. La sala del 091 envió a un patrullero a la zona. Al llegar al portal, los dos policías se encontraron con varios vecinos que le indicaron dónde se encontraba la víctima, una mujer de 32 años que tenía un profundo corte en el cuello del que salía mucha sangre. Estaba sentada en el suelo y casi había perdido el conocimiento.

La herida del cuello era tan profunda que se le veía desde fuera la parte superior del pulmón. Los agentes pidieron una ambulancia y taponaron la herida de la joven. Esto lo hicieron con la ayuda de una vecina. Entre todos colocaron un trapo presionando sobre el corte para frenar la pérdida de sangre. Así estuvieron hasta que llegó la ambulancia del 061, que la estabilizó y trasladó al Hospital Virgen Macarena, donde quedó ingresada en estado grave. También acudió al servicio la ambulancia de los Bomberos. 

El rellano del bloque, todavía con restos de sangre. El rellano del bloque, todavía con restos de sangre.

El rellano del bloque, todavía con restos de sangre. / Raúl Caro / EFE

Tanto el piso en el que se había refugiado la víctima como del que había salido estaban llenos de sangre. Había manchas por las paredes y un reguero por todo el pasillo. La joven había corrido pidiendo auxilio a casa de un vecino, al que había llamado al timbre en mitad de la noche y le había contado que su pareja la había apuñalado después de una discusión entre ambos. La agresión se originó porque ella le había dicho que quería dejarle. Otro vecino ofreció a su casa a la chica mientras esperaban la llegada de la Policía.

El agresor seguía en su domicilio. Los agentes decidieron fracturar la puerta del mismo (les amparaba el supuesto de flagrante delito para entrar en una vivienda sin permiso judicial) para detenerlo. Lo hicieron junto a otros cuatro policías más que llegaron al lugar de los hechos, otra patrulla de la Policía Nacional y una pareja de policías locales.

El edificio de la calle Torreblanca donde tuvieron lugar los hechos. El edificio de la calle Torreblanca donde tuvieron lugar los hechos.

El edificio de la calle Torreblanca donde tuvieron lugar los hechos. / Raúl Caro / EFE

Los agentes se encontraron al sospechoso en el cuarto de baño, concretamente en posición fetal en el plato de ducha. Allí se había intentado cortar el cuello y abrir las venas, aunque las heridas no eran profundas y respiraba con normalidad. En el lavabo, los policías encontraron el cuchillo con el que presuntamente se cometió la agresión. El presunto autor de la agresión fue detenido y trasladado al Hospital Virgen del Rocío, donde quedó bajo custodia. 

La rápida intervención de los policías, junto con la colaboración de los vecinos, resultaron claves para que la mujer no muriera desangrada y para la detención del autor. Los dos agentes que llegaron primero son del Grupo Operativo de Apoyo (GOA) de la Policía Nacional. En ningún momento tuvieron en cuenta la posibilidad de contagiarse del coronavirus y actuaron sin mascarillas, guantes ni ningún otro elemento de protección, pese a que entraron en varios pisos y desconocían si alguna de las personas con las que contactaron había estado en alguna zona de contagio.

Por la noche, el juez de Guardia decretó el ingreso en prisión provisional del presunto agresor, cuya identidad es Carlos Eduardo S. V., nacido en México en el año 1974. La vivienda fue inspeccionada por la Policía Científica, y quedó después precintada.

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