PARTIR es morir un poco, dijo el poeta. Parto de estas páginas, pero continúo vivo y coleando en mi blog (http:// Eugenio Cazorla's.com/blog, o, simplemente Eugenio Cazorla's blog en Google). Por ello, en vez de un adiós, me despido con un hasta la vista para aquellos que deseen continuar leyéndome en mi blog o en cualquier otro medio que surja.

He disfrutado mucho narrando vivencias y aireando ideas para el que haya querido leerme. Cuando se vive fuera de España, gana uno en perspectiva y ve las cosas de forma diferente de la que los que viven dentro de la misma. Son actitudes formadas tras una larga vida que es natural que choquen con las de los jóvenes o la de los que carecen de experiencias foráneas. Los lectores de mi generación, como mi fiel Manolo Sierra, tienden, aunque no siempre, a coincidir con mis puntos de vista. He aprendido, sin embargo, que es inútil esperar de aquellos lectores de menos de treinta años comprensión (y mucho menos adhesión) de y a los valores a los que uno se ha venido aferrando a lo largo de cerca de un siglo. Ello me ha costado no pocos denuestos, insultos y varapalos e incluso hasta una prohibición editorial. Pero esto no me incomoda. El que expone se expone. Como dijo Alfonso XIII después del atentado que sufrió en París, en 1905, "son gajes del oficio". Oficio, por otra parte, enteramente pro bono (¿o pro malum?) porque uno, gracias a Dios, no vive de la pluma y por lo tanto no tengo por qué llorar, que fue lo que le pasó a nuestro inmortal Mariano José de Larra.

En mi última colaboración, "Qué es lo que pasa hoy en España" las diatribas han pasado de titularme "yanqui", a "quarterback de los Dallas Cowboys" (¡a mí, que detesto el fútbol americano!) pasando por las "sandeces" que digo en tal artículo, mi "tufillo de suficiencia", "no tener idea de lo que se habla", etcétera. Un comentarista critica mi "pobreza informativa" por fiarme de la información que da la TVE. No sabía yo que sus telediarios, de los que me nutro para, en parte, documentarme, fueran fuentes de desinformación cuando se reducen a reportajes fotográficos (la cámara nunca miente) y de periodistas cuyas impresiones pueden contrastarse con las de otros en diferentes medios. Pero en fin, como dijo el presidente Lincoln, cabe agradar a todos algunas veces, a algunos todas las veces pero es imposible satisfacer a todos todas las veces.

Debido al hecho de que mis colaboraciones en papel no ha tenido un trasunto en el blog del Diario de Sevilla, la versión digital de tales artículos se mantenía viva cuestión de horas. Ello ha hecho muy difícil para mí, por no decir imposible, contestar a las observaciones, objeciones y críticas de los lectores. Uno, por ejemplo, discrepando de mi observación de que España se ha convertido en una colonia cultural de los Estados Unidos, mantenía que es Estados Unidos quien se ha beneficiado desde su origen de la cultura europea, que pervive y anima todas sus creaciones. Vamos a ver. Este país se formó con aportaciones culturales de los países europeos con mayor representación en el mismo a fines del siglo XVIII, o sea Inglaterra y Alemania (estuvo casi al punto de declarar el idioma alemán como idioma oficial, junto con el inglés), y en el siglo XIX con masivas oleadas de inmigrantes rusos, polacos, italianos, griegos, serbios y muy pocos españoles. La influencia europea fue intensísima. Al tiempo de estallar la segunda guerra mundial la emigración europea era muy baja y se animó un poco con el asentamiento de algunos miles de refugiados judíos de la persecución nazi. Desde la guerra la inmigración europea ha sido cada vez menor mientras que la iberoamericana, especialmente la legal o ilegal mexicana, y la asiática, han crecido de forma espectacular. El país ha experimentado una gradual aceptación de culturas extraeuropeas, las dichas iberoamericana y asiática, ésta incluyendo todas las razas e idiomas que van del Cercano Oriente a Japón. En California la enseñanza pública secundaria se imparte a alumnos inmigrantes o hijos de inmigrantes procedentes de más de cien países. Es así por consiguiente que estamos en presencia de una cultura americana que cada vez se nutre menos y menos de valores europeos. Aún siguen otorgándose, de vez en cuando, premios Nobel a científicos nacidos y formados en Europa pero que encontraron una oportunidad en los laboratorios y cátedras americanas, caso de nuestro Severo Ochoa. Pero los cuatro fenómenos de la revolución digital, a saber, Gates (Microsoft), Jobs (Apple, fallecido), Zuckerberg (Facebook) y Dorsey (Twitter) son (o fueron) todos, jóvenes nacidos y formados en USA.

Y punto final. No me queda más que desear a lectores, redactores y dirección del Diario de Sevilla, a quien agradezco la oportunidad de haber publicado mis escritos, buena salud y buena suerte. ¡Hasta la vista!