El Barcelona de Quique Setién agarra la pelota y, por ahora, casi siempre los puntos. Pero no se termina de sacudir las dudas sobre su juego. No es el campeón y líder el equipo firme y autoritario que debe ser con la pléyade de estrellas que alberga. De hecho, en la primera parte de su último partido ante el Leganés, el modesto equipo pepinero se le subió a las barbas y hasta disfrutó de dos buenas ocasiones, en las botas de Guerrero, antes de que la lógica se impusiera con un latigazo de pillo de Ansu Fati y un penalti que Messi se inventó por galones.

Después de que Valverde renunciara a veces a la iniciativa en aras de una mayor solidez y una salida más vertical, la pelota vuelve a ser el sol sobre el que orbita todo el juego. El toque del balón y, ojo, intentar elaborar el fútbol de un modo preciosista: el cómo puede llegar a ser tan importante como el qué.

El principal lunar del Barcelona esta temporada se sitúa en los partidos lejos del Camp Nou y la eliminación copera en San Mamés lo corroboró. Si como local los azulgrana están demostrando que pocos equipos son capaces de toserle, la película cambia como forasteros. Ahí, lejos de la Ciudad Condal, se han dejado muchísimos puntos. Catorce desplazamientos han afrontado hasta ahora los barcelonistas, de los que sólo han sacado 21 unidades, la mitad del botín en juego. Hoy, por tanto, van a agradecer que las gradas de Nervión estén vacías.

Sin balón

Complicado es ver a este Barcelona sin el control de la pelota. La mejor defensa, para el equipo azulgrana, es mantener la posesión del balón. A pesar de todo, sufren cuando los rivales son capaces de montar rápidas contras, sobre todo por las bandas, con dos laterales –previsiblemente Semedo y Jordi Alba– más ofensivos que defensivos, por lo que un juego más directo en ciertas fases del partido ayudaría a mantener siempre alerta a la zaga.

Para el eje de la defensa, habrá que ver cómo se encuentra Piqué después del fortísimo golpe en una rodilla que sufrió ante el Leganés. Su partenaire volverá a ser Lenglet, más regular que Umtiti, baja por sanción además.

Con balón

El Barcelona quiere tocar desde muy atrás para invitar al rival a salir y abrir sus líneas, aunque en ocasiones llega a ensimismarse en la posesión, convirtiendo el juego en un insufrible tocar por tocar. El fútbol plano y excesivamente horizontal, como demostraron los 867 pases y el 74% de posesión que los azulgrana acumularon en la derrota en Mestalla.

Para romper esa peligrosa dinámica hacia la nada, ahí sigue Messi, ahora con la barba rasurada. Y si es con Luis Suárez, que hoy apunta a titular, tanto mejor. Ellos, a diferencia de lo que ocurre con Griezmann, sí que juegan de memoria.

Lo mejor

Messi aparte, siguen teniendo una columna top: Ter Stegen, Piqué, Busquets, Luis Suárez.

Lo peor

Ensimismarse en el toque artificioso. El encaje de Griezmann.