El partido del Sevilla | Análisis

Cabeza y la ansiedad a raya

  • El Sevilla supo frenar la fase peligrosa de pérdidas y transición defensiva

informe táctico

informe táctico / Departamento Infografía

El Sevilla tuvo méritos futbolísticos para ganar al Wolfsburgo, pero más importancia puede decirse que tuvieron los que tienen que ver con el control de las emociones.

A diferencia del día del Lille, el equipo de Lopetegui le puso cabeza a muchos minutos del choque, mantuvo la ansiedad a raya y evitó que el partido entrara en esa dinámica que tanto le penaliza en Europa, las pérdidas y las transiciones ofensivas del rival que provocan esas pérdidas. Hubo una fase del primer tiempo en que sí, en que el equipo alemán metió miedo en el pasillo central. Se empezaron a aparecer los fantasmas de la Champions para el Sevilla, los Haaland, los Adeyemi, los Ikoné... y esa velocidad endiablada que destrozaba a jugadores como Fernando y Diego Carlos, pero afortunadamente todo se quedó en ese primer y único intento de Nmecha, que bien podía haberse unido al elenco de centelleantes figuras antes nombradas si entre Bono y la madera no evitan un 1-1 que hubiera sido una prueba dura para la psicología del grupo.

Defensa

Lopetegui varió las características del inicio defensivo al entrar una referencia más móvil como Munir, aunque el desgaste tanto en la presión organizada como en la presión tras pérdida fue una de las claves. Hubo un momento crítico tras el gol de Joan Jordán, en el que se acumularon peligrosas pérdidas en el pasillo central (de Munir, de Rakitic y de Fernando) que pudieron hacer daño porque obligaron a ese tipo de defensa que los sevillistas no querían.

También en el tramo final hubo cierta angustia al no ser capaz el equipo de sacudirse un dominio alemán ficticio pero que podía generar un balón suelto fatal en una segunda jugada.

Ataque

Parecía que era una apuesta de Lopetegui la entrada de Munir por Rafa Mir y al final pudiera deberse a molestias físicas del murciano, aunque, sea como fuere, al Sevilla le sirvió para romperle algo los esquemas al Wolfsburgo, que cambió incluso su estructura defensiva.

Jordán hizo daño descolgándose y apareciendo mucho en área rival, mientras que por los costados también fluyó el juego con el empuje de Ocampos y la tenacidad incansable de Acuña. Mientras el Papu tuvo fuelle ambos generaron ataques y luego el argentino se creció hasta solo. En la derecha Montiel apareció también tardíamente pero hizo más efectivo a Ocampos.

Virtudes

El partido estaba en el control. Los cambios se maduraron y se hicieron bastante tardíos porque la situación lo requería. Hubo raza cuando hubo que ponerla, fútbol cuando se pudo y sensatez casi todo el tiempo.

Talón de Aquiles

El Wolfsburgo vio un resquicio en la primera mitad en la que estuvo a punto de entrar. Pérdidas que provocaron las temidas transiciones. Yal final el peligro de las segundas jugadas en el área...

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