En Balaídos el Sevilla está obligado a demostrar que es el cuarto clasificado. Incluso a darle parte de razón a su entrenador convirtiendo esa competitividad que siempre esgrime como defensa en un triunfo balsámico que zanje la sequía de victorias a domicilio y que pase página de verdad sobre la derrota de la Copa ante el Barcelona.
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