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El tren pendiente de Diego Carlos

  • Quizá eclipsado por el meteórico ascenso de Koundé, se quedó al final sin debutar con Brasil y fuera de los mercados de los clubes top de Europa

Diego Carlos, ante la prensa en su convocatoria con la selección.

Diego Carlos, ante la prensa en su convocatoria con la selección. / EFE

Diego Carlos llegó con mucha fuerza al Sevilla. Le cupo el honor de ser el primer fichaje de Monchi en su regreso, destacó en sus primeros encuentros mucho más que Koundé, que no terminaba de agarrar la titularidad, y rápidamente llamó la atención de toda Europa por su potencia, su físico, su saber estar y contundencia y su buen juego de pies, sobre todo en balones largos.

Llegó siendo prácticamente un desconocido procedente del Nantes, sonó para los grandes de Europa (Juventus, Manchester United, Manchester City, Real Madrid...) y logró su sueño de ir convocado por la selección de Brasil, “un sueño que tenía desde niño”, aunque finalmente no tuvo la suerte de hacer ese esperado debut.

“Mi foco principal era jugar bien con el Sevilla porque sabía que estando bien en el club podrían abrirse las puertas para la selección brasileña. Soy consciente de que esta convocatoria cambia todo y que ahora necesitaré más concentración, más preparación y mejor desempeño en el Sevilla para poder seguir en la selección brasileña”, dijo en noviembre de 2020 en la concentración de la verdeamarelha en Teresópolis, donde vivió de cerca su oportunidad ante la llamada de Adenor Leonardo Bacchi, Tite, en sustitución del madridista Militao, que dio positivo por Covid-19. Pero ni en Sao Paulo ante Venezuela ni en Montevideo frente a Uruguay el sevillista tuvo minutos y vivió ambos partidos en el banquillo, mientras que Marquinhos y Tiago Silva eran inamovibles en el centro de la defensa.

Después, el seleccionador de la canarinha no volvió a reclamar sus servicios y tampoco se acordó de él para la Copa América, que dio comienzo el pasado domingo con el triunfo ante Venezuela. Haber hecho carrera en Europa y no en Brasil dicen en su país que siempre jugó en su contra, pues no pasó por ninguna de las inferiores y el salto a la élite lo dio desde la cantera del Oporto.

Sus mejores años los ha dado en el Sevilla y puede que el impulso arrebatador de la carrera de Koundé, que empezó desde atrás y lo ha superado en cotización en los mercados, lo haya eclipsado.

Diego Carlos sigue siendo un defensa de un grandísimo nivel y es considerado de los mejores centrales de la Liga, si bien el tren de entrar en el top máximo le pasó por delante y debe esperar a una nueva oportunidad.

Pese a que anotó el gol del triunfo de una espectacular chilena en la final ante el Inter, su actuación en la fase final de la Europa League en Colonia quedó marcada por un par de penaltis, espinita clavada que puede que le hiciera daño en su catalogación en los mercados de cara a los grandes que lo vigilaban.

Ahora, iniciados los trámites para obtener la doble nacionalidad, su objetivo es volver a comprar un billete hacia lo máximo.

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