Triunfo de mérito para los sevillistas, sobre todo después de la expulsión tan infantil de Delaney en el minuto 65 del partido por protestarle a González y Fuertes y después por aplaudirle. Queda la duda al respecto de que en un fútbol tan profesionalizado y milimetrado en lo referente a todos los datos del universo, nadie caiga entre los ayudantes de Julen Lopetegui de advertirle sobre la manera de ser de este árbitro. Pero el Sevilla supo reponerse al inconveniente y acabó sumando los tres puntos con una perfecta definición de Rafa Mir.
Delaney | La culpa es sólo suya, pero ninguno de los mil técnicos le advirtió de esto
Punto uno, Delaney fue un pésimo profesional y pudo perjudicar con su actitud a su equipo por levantar los brazos, primero, y aplaudir, después. Dicho lo dicho, ¿ninguno de los mil técnicos que recopilan todos los datos del mundo se encarga de advertir a un danés recién llegado del peligro de González Fuertes...?
Joan Jordán | Ya está cerca de ser el auténtico líder
Una semana de confianza y de entrenamientos le ha bastado para dar un salto tremendo en su fútbol en el presente ejercicio, sobre todo en lo referente a esa presión que él mismo se autoimpone. Esta vez, sin Fernando, cogió los galones y se sintió a gusto contra el equipo en el que se formó. Ese sombrerito a Wu Lei para abrir y crear superioridad...
Koundé | Se ha puesto tan fuerte que hasta parece más alto
El crecimiento del central francés es exponencial conforme pasan las temporadas y hasta los partidos. Ya no es el defensa pequeñito para la posición en la que jugaba, aunque con una calidad suprema. En absoluto, está casi tan cuadrado como Diego Carlos y se lo llevó todo por arriba también. Chocar con él no debe ser agradable y juega igual de bien.
Rafa Mir | Su forma de cruzar el balón con la izquierda da pie a muchas esperanzas
Segundo partido consecutivo del joven futbolista cantando un gol en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Si el primero, contra el Valencia, tenía dificultad, en éste hizo fácil lo muy complicado. Porque no es sencillo colocar ahí el balón con el interior. Ahí, precisamente ahí, está la diferencia entre los buenos y los mediocres.
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