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Sarabia, el tapado que no deja de sorprender

  • Estrenó posición, la sexta o séptima distinta desde que está en el Sevilla, y cogió la manija ofensiva

Sarabia asoma sus vivarachos ojillos tras el hombro de Ben Yedder, al que le brindó en bandeja el 2-0.

Sarabia asoma sus vivarachos ojillos tras el hombro de Ben Yedder, al que le brindó en bandeja el 2-0. / antonio pizarro

Jugó los dos primeros partidos en el Sevilla en su posición natural, la de extremo derecho, pero al tercero, el debut liguero ante el Espanyol, ya se encontró con todo un carril para él, el de la banda izquierda. El caso de Sarabia puede que sea único en España. Si Sampaoli lo puso hasta en seis posiciones distintas (lateral derecho e izquierdo, extremo derecho e izquierdo, mediapunta y delantero centro), Berizzo le ha dado una vuelta de tuerca a su polivalencia, implicación y talento al ubicarlo ante el Eibar de centrocampista, interior concretamente, en ese puesto de 8 en el que terminó mandando en el partido.

Sarabia fue el primer fichaje de la temporada 16-17, el más barato y, posiblemente, de los que menos expectación levantó, pese a ser un futbolista de indudable clase desde que despuntara como juvenil madridista. Su compañero Cala ya elogiaba su afán de superación, su humildad y su capacidad de trabajo para implicarse en un equipo, el Getafe, de perfil mucho más bajo que el del Madrid. El talento ya era conocido. Faltaba por saber si se adaptaría a la exigencia del Sevilla. Y vaya si lo hizo el hábil zurdo.

El extremo zurdo sumó otra asistencia de gol tras liderar el ranking la pasada campaña

Terminó jugando 46 partidos oficiales con Sampaoli, que llegó a ubicarlo de delantero centro en una cita clave como la de Lyon, antes de la salida al campo de Ben Yedder. Recurso de urgencia para los dos puestos de lateral, como atacante despuntó con hasta 11 goles en total y 13 asistencias de gol. Fue el segundo máximo goleador del equipo, tras Ben Yedder; el primero en la tabla de pasadores por delante de Vitolo y del propio Ben Yedder. El sábado, ante el Eibar, Berizzo lo puso de centrocampista y desde ahí descerrajó al rival, con su visión de juego, con sus controles y su verticalidad, y con su olfato para doblar y descolgarse arriba cuando vio hueco, como en la excelente jugada en la que dio el 2-0 a Ben Yedder, otra asistencia más que sumar, o en el taconazo a Corchia para que Nolito hiciera el 3-0.

Más allá de sus estadísticas, de Sarabia cabe destacar su talento y su capacidad para ver el fútbol independientemente de la posición en el campo donde lo pongan. Si fuera más alto, hasta de portero...

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