Sevilla - Espanyol

La previa: Dar lustre a la rutina de competir

Rafa Mir muestra su potencia en un ejercicio de cintas elásticas.

Rafa Mir muestra su potencia en un ejercicio de cintas elásticas. / Antonio Pizarro

El Sevilla aspira a hacer de la competitividad su rutina. Es la condición sine qua non para repetir su billete a jugar la Liga de Campeones, ese fielato que abre las cortinas de seda de la élite continental. Y esta temporada, ese objetivo se presenta incluso más duro que en años precedentes: muchos rivales han subido su listón de competitividad y también el conocimiento de la forma de competir del Sevilla de Lopetegui. El reto es doble y el personal quiere que sea con lustre.

Es lógico que el aficionado exija buen juego. No se debe olvidar que el fútbol es un espectáculo, más allá de un deporte de primerísimo nivel profesional en el que se mide, se cuida, se esconde y se ultima cada detalle con alma de ingeniero aeroespacial. El miércoles, ante el Valencia, hubo ese espectáculo que pide el exigente, y sufrido, aficionado. En 20 minutos el Sevilla zanjó los atisbos de dudas que habían dejado no ya los resultados sino la imagen que dejó en los tres partidos precedentes, ante rivales presumiblemente inferiores, Elche, Salzburgo y Real Sociedad.

Pizarra Sevilla-Espanyol. Pizarra Sevilla-Espanyol.

Pizarra Sevilla-Espanyol.

Ya en San Sebastián, tras las correcciones tácticas que realizó el guipuzcoano desde el descanso, se le vio otro aire al Sevilla. Y Lopetegui quiso desvincularlo de los nombres que sacó del campo para no señalar a ninguno de sus futbolistas, entre los que está uno que es un símbolo del club y uno de los capitanes. Pero lo cierto es que sin Rakitic y con el trío de argentinos en la media, bajo la batuta del Papu, el olfato y la visión de Lamela y la potencia de Ocampos, el Sevilla fue igualmente el Sevilla de Lopetegui y dio espectáculo. Mató dos pájaros de un tiro, en definitiva.

Hoy llega un nuevo reto ante otro buen equipo de los muchos que hay en la Liga. El Espanyol de Vicente Moreno, en su regreso a la Primera División, tiene las energías del que está en progresión ascendente, esa inercia que hace funcionar mejor a los grupos de futbolistas, y demás éstos no son cojos, ni mucho menos.

Lopetegui, que tiene por norma respetar a todos y cada uno de los rivales con los que tiene que competir su equipo, sean cuáles sean sus credenciales y su alcurnia, ya realizó una disección sobre este Espanyol dinámico y de cariz ofensivo que sufrió en su visita al Betis, aunque perseveró hasta lograr el empate sobre la bocina y que ganó por la mínima al Alavés. Con cuatro puntos en la semana previa llega el equipo barcelonés para medirse a un Sevilla que ha sumado los mismos puntos, aunque ante dos rivales directos por ese puesto de Champions que anhelan tantos.

Se puede decir que el Sevilla ha salido incólume de los dos duros compromisos ante Real Sociedad y Valencia, dos partidos que llegaban emboscados por esas dudas del inicio titubeante. Y ahora le toca al grupo de Lopetegui refrendarlo frente a este redivivo Espanyol que quiere ser un outsider, un equipo revelación, en su muy brillante regreso a Primera División con Vicente Moreno.

Sucede que no habrán pasado ni 72 horas desde la finalización del Sevilla-Valencia y el inicio del Sevilla-Espanyol. Y esto lo tiene muy en cuenta Lopetequi, quien además está mimando a dos de sus futbolistas titulares, Fernando y En-Nesyri, que ayer hicieron sólo parte del entrenamiento por precaución.

Como además el Sevilla vuelve a competir en la Champions esta semana, con la que puede ser la salida más difícil del Grupo G, pues aún es más difícil adivinar qué once elegirá el técnico guipuzcoano. El partido del Wolfsburgo, aun con el margen que da que se dispute el miércoles y no el martes, condiciona de alguna manera el encuentro de esta tarde ante el Espanyol, por mucho que Lopetegui insista en que sólo mira el siguiente partido. Y con esas dudas en cuál será el once elegido, cómo estarán las energías y el horizonte inmediato, además, el Sevilla debe intentar dar lustre a la rutina de la competición, por mucho que exija. Porque, al fin y al cabo, el fútbol es un espectáculo. ¿O no?

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