Esta Liga tan abierta como apasionante contempla hasta ahora a un Sevilla de dos caras bien definidas. En sus cuatro comparecencias ante su gente, las tres primeras ante Rayo Vallecano, Valencia y Espanyol con el aforo parcial y el pasado domingo con todo el graderío abierto ante el Levante, los sevillistas mostraron la contundencia que distingue a los aspirantes a casi todo. Por eso saldaron sus partidos con convincentes victorias. Y con 13 goles en total (tres al Rayo y al Valencia, dos al Espanyol, cinco al Levante), más de 3 de media por partido.
Sin embargo, en ninguna de sus cinco visitas se ha acercado el nivel de juego de los sevillistas al que han venido mostrando en Nervión. Ni por asomo. Ni siquiera en los triunfos en Getafe y Vigo, ambos por 0-1 y que llegaron después de encuentros abiertos, inciertos y con un juego sin la verticalidad y ambición que se le presupone a una formación que maneja el cuarto presupuesto del fútbol español.
Tampoco en Elche y la complicada plaza de San Sebastián la escuadra de Julen Lopetegui fue ese equipo autoritario y fiable que desea su gente y por eso no pasó del empate. Y, paradójicamente, donde dispuso de más ocasiones y un juego más ofensivo fue en la segunda parte de Granada y de nada le sirvió, pues allí dobló las rodillas por primera y única vez en esta Liga.
Hoy, el que acabó la pasada jornada como tercer clasificado de Primera cumple su séptimo partido como visitante con la sana intención, que diría su entrenador, de elevar de forma considerable el listón de su fútbol, emular el que destila a favor de querencia. Inspirar ambición, intensidad, ardor. Y marcarle las distancias al Mallorca para dejarle claro que no tiene posibilidad de subírsele a las barbas.
En las primeras partes de Getafe, Elche, Granada o incluso Vigo, los sevillistas se enredaron en ese fútbol del toque por el toque, parsimonioso y autocomplaciente, que animó al enemigo a apretarle cada vez más arriba y elevar su confianza en la victoria para romper los pronósticos.
Y hoy, el aficionado sevillista se plantará ante el televisor (algunos también lo verán en las gradas del estadio palmesano) con los ojos como platos para ver si ese fabuloso despliegue de la primera parte ante el Levante del pasado domingo tiene su continuidad bajo un escenario hostil.
Entre los actores del 5-3 ante los granotas hubo jugadores que apenas han tenido que ver en la decepcionante hoja de servicios de los sevillistas lejos del hogar: Augustinsson, Delaney, Óliver Torres. Ellos reivindican su cuota de protagonismo para consolidar al Sevilla en la azotea de la Liga. Pero Lopetegui planifica en función de lo que viene luego, como todo entrenador. Y hasta el próximo parón obligado por las selecciones, a sus pupilos les queda Mallorca hoy, Osasuna en el Ramón Sánchez-Pizjuán el sábado, el Lille de nuevo en casa el martes y el Betis en Heliópolis el domingo posterior. Una sucesión de esfuerzos para los que será vital que todos los que salgan lo hagan con piernas y mente frescas.
Esta tarde, pues, habrá más rotaciones y el intríngulis está en que en el baile, el equipo repita la briosa puesta en escena del miércoles pasado en Lille o del domingo ante los levantinistas. Es posible que Montiel dé descanso a Jesús Navas, también que vuelva Acuña al flanco izquierdo. En la medular, Delaney ya ha dado muestras de que tiene jerarquía, cultura táctica y oficio para actuar como único pivote defensivo para que Fernando se tome el hombre un respiro algún día, y hoy puede ser la ocasión. O si no el sábado con Osasuna, para que retorne en las importantes citas ante Lille y Betis, quién sabe...
Óliver Torres y Munir, sin apenas minutos hasta ahora, pueden repetir porque lo que necesitan ahora mismo, precisamente, son partidos para ir cogiendo ritmo y confianza, lo que ya está adquiriendo Suso después de un arranque de temporada muy lastrado por el Covid.
Y arriba, después de que fuera una destacada novedad en la convocatoria del pasado domingo pero no saliera del banquillo, En-Nesyri aún deberá esperar. Lo reconoció, saliéndose de su línea de secretismo, Julen Lopetegui ayer: el internacional marroquí y máximo goleador de la plantilla sevillista la pasada temporada aún arrastra molestias. Así que Rafa Mir volverá a ser la punta de lanza.
Enfrente aguarda un Mallorca que compite mejor de lo que los resultados reflejan. De hecho, viene de dejarse un punto en San Sebastián en el último suspiro y de dejarse otros dos en Mestalla al encajar dos goles en el alargue, después de que Kang-In Lee cometiera una pueril infracción y viera la segunda tarjeta amarilla, lo que lo priva de actuar hoy. También cumple sanción el mediocampista defensivo Battaglia. Habrá que ver si los dos rejonazos ante la Real y el Valencia descentran a los baleares... o lo espolean. Para impedirlo, bien haría el Sevilla en salir con la ambición y verticalidad de sus dos últimas actuaciones.
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