Sevilla FC

Un impulso ya aparcado

  • La victoria ante el Wolfsburgo, pasado ya el efecto anímico del momento, no distrae de su ruta al equipo de Lopetegui, que prepara el bonito reto del Bernabéu

Lopetegui espera a que termine el calentamiento de la sesión del pasado lunes.

Lopetegui espera a que termine el calentamiento de la sesión del pasado lunes. / Antonio Pizarro

Era una obligación y las obligaciones no se celebran, al menos más de lo necesario. La sensación de los profesionales sevillistas tras la victoria sobre el Wolfsburgo el pasado martes en el Sánchez-Pizjuán, que mantiene vivas las opciones del Sevilla de seguir en la Champions, fue más de rabia y de liberación. Pero sobre todo por lo ocurrido en anteriores citas en esta competición, en especial las dos en casa ante Salzburgo y Lille, que habían lastrado enormemente las opciones de los de Julen Lopetegui en la clasificación del Grupo G hasta dejarlo colista al iniciar la quinta jornada.

Ahora, ya pasada la alegría del momento, el grupo ha vuelto a cambiar el chip y no escucha ni los elogios individuales ni atiende a la sensación de cierta euforia que dejó el triunfo en el entorno pese al sufrimiento en los minutos finales.

Eso sí, ha servido para cargar las alforjas un poquito más de ilusión hasta la nueva batalla en la Champions, el próximo 8 de diciembre en Austria ante el Salzburgo, el segundo match ball que debe salvar el equipo nervionense si quiere seguir en el torneo más prestigioso a nivel de clubes y sobre el que gira la gestión económica y deportiva de la entidad.

El equipo se ha juramentado ahora para poner en serios aprietos y competir de tú a tú con el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, donde este domingo a partir de las 21:00 horas comparece el equipo de Lopetegui con la ilusión de dar un zarpazo que le daría nada menos que el liderato a expensas de lo que haga la Real Sociedad en su visita al Espanyol, un partido cuyo resultado ya se sabrá cuando se enfrenten merengues y sevillistas.

El Sevilla ha aprendido con Lopetegui a pasar página rápido sea cual sea la sensación exterior. De las derrotas, aprender y pasar rápido y de los triunfos también. Queda, eso sí, el poso de la tranquilidad y la fuerza moral que da sentirse con las espaldas cubiertas, ya que no conseguir el objetivo de los tres puntos ante el Wolfsburgo hubiera originado una nueva crisis y otra cascada de dudas.

No puede detenerse en disfrutar porque el calendario no da tregua y la preocupación de ir recuperando lesionados no permite pensar más allá. En el cuerpo técnico hay la intención de preparar con mimo la visita al Real Madrid y después, sin tiempo de nuevo para nada más, llegará la Copa ante el Córdoba, eliminatoria para la que sólo hay una bala en un escenario además que tendrá un gran ambiente en contra del Sevilla. Luego el Villarreal en casa, otro equipo sumamente complicado, justo antes de esa batalla marcada en rojo ante el Salzburgo en Austria.

El impulso, más moral que otra cosa, ha sido importante, pero ya está aparcado. El Sevilla cometió errores muy graves en una competición que no perdona y está tratando de subsanarlos. Pero ello no puede hacer que la maquinaria se detenga. Queda mucho más.

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