Sevilla - Granada | La crónica

El Sevilla halla el gol entre el caos (4-2)

Papu Gómez anota el definitivo 4-2 para el Sevilla.

Papu Gómez anota el definitivo 4-2 para el Sevilla. / Antonio Pizarro

Respiro profundo para el Sevilla en un día repleto de curvas en el camino. Derrotar a este Granada es una obligación para cualquier equipo con aspiraciones reales de jugar la próxima Liga de Campeones, pero los hombres de Julen Lopetegui ofrecieron una imagen caótica, se dejaron empatar justo cuando se iban a cumplir los 90 minutos, un rato después de que el VAR invalidara un gol de Rafa Mir en otra acción digna de ser desmenuzada, y recuperaron la confianza a través de sendos tantos de Rafa Mir y Papu Gómez, dos de los que habían entrado desde el banquillo, ya metidos en el tiempo de prolongación. Resultado final, el cuadro blanquirrojo se reencuentra con la suerte suprema del fútbol justo en el día más loco.

Un entrenador amigo le comentaba a este cronista que el fútbol conviene enloquecerlo a veces en beneficio propio. El argumento tiene cierta lógica cuando tú tienes más calidad que el rival, es la mejor manera de conectar más golpes de los que se recibe y eso, al final, equivale a ganar y sumar puntos. Nadie podrá dudar de que Lopetegui tiene más futbolistas de calidad a su disposición que el recién llegado a la élite Rubén Torrecilla.

Siguiendo la misma tesis, el ideario impone zamarrear el árbol, provocar un caos más o menos controlado y sacar ventaja de ello. El Sevilla estuvo a punto de sufrir un verdadero soponcio cuando Víctor Díaz, un futbolista criado en la carretera de Utrera, remataba a bocajarro un córner y empataba el partido. Ni el más forofo de los sevillistas daba un solo euro por los suyos en ese momento, pero el fútbol es indescifrable en muchas ocasiones y ésta fue una de ellas.

Papu Gómez se echó a los suyos a las espaldas y comenzó a generar fútbol de mucho nivel dentro de ese caos. El argentino partía desde la izquierda e inició un recital de pisaditas, de pases cortes y otros más profundos, hasta que conectó con Rakitic en un centro al corazón del área. El suizo trató de rematar de cabeza en una opción inmejorable para desempatar, pero su globo no se dirigió hacia la portería sino que le fue a caer a Rafa Mir prácticamente a bocajarro.

Ortiz Arias comenzó a mirar a su auxiliar con cara de asombro, porque parecía imposible que aquello no fuera invalidado por orsay. Pero no, las imágenes fueron nítidas en esta ocasión, el propio Víctor Díaz le daba validez a la posición del delantero cartagenero y el Sevilla había conseguido salir de un buen apuro. Pudo ser aún mayor la ventaja en un par de aproximaciones de Lamela y acabó llegando el cuarto gol para el delirio de todos los sevillistas en la última jugada de los 99 que se habían decretado. Le tocó esta vez al Papu Gómez para darle aún más lustre a su exhibición de fútbol en ese ratito final.

La locura había sido beneficiosa para el grande, una vez más, y el Granada se marcharía en el autobús con destino a la preciosa ciudad de La Alhambra cargado de interrogantes, de preguntarse que por qué si habían estado colgados del larguero muchísimos minutos habían caído en la trampa de la locura en la que ya estaba instalado el Sevilla antes de la igualada de Víctor Díaz. Pero es que así es el fútbol y muchas veces creerte que puede hacerle más daño de la cuenta al equipo que es mejor que tú sólo conduce a despeñarse.

El cuatro a dos, sin embargo, no puede servir para minimizar la crisis de identidad en la que está metido el cuadro de Lopetegui. El Sevilla llegó a ser un verdadero desastre en muchas fases del partido fijado para este Viernes de Dolores. La apuesta por jugar con dos centrocampistas, ninguno, además, con características defensivas, y con cuatro delanteros lo condujo a ser muy vulnerable atrás. Tanto que el Granada necesitó muy poco para hacerlo sufrir. Una mala salida de Diego Carlos para cometer falta voluntariamente, paradójicamente no se la cobran y la pelota le cae a Machís para que aprovechara el latifundio en la zona de los medios centro.

Las imágenes del Sevilla-Granada Las imágenes del Sevilla-Granada

Las imágenes del Sevilla-Granada / Antonio Pizarro

Los blanquirrojos habían comenzado por abajo, incluso se sintieron débiles y golpeados durante unos minutos, pero después se repusieron y supieron dar un paso adelante. El Sevilla comenzó a recuperar la pelota muy rápido y vivió demasiado cerca de Maximiano. No es que chutara mucho a la portería, como suele ser habitual, pero los centros y las conexiones por los costados fueron continuos. Hasta que uno de ellos cogió a Petrovic con el dedito en la nariz y Diego Carlos fue más vivo para quitarse el mal sabor de boca de su mala acción en el 0-1.

El Sevilla había sido capaz de empatar, después Lopetegui sacó del campo a En-Nesyri para buscar más conexiones a través de Lamela y en la primera decisión del VAR éste validó el gol de Ocampos cuando ya iba a ser sustituido. El argentino lo celebró con intensidad, pero se fue fuera igualmente. Rafa Mir pudo sentenciar, pero el VAR intervino en una acción demasiado anterior, después de que Escudero recuperara el balón para los suyos y lo volviera a perder.

El Granada llegó a igualar cuando el Sevilla comenzó a darle demasiadas vueltas a ese 3-1 que no había subido al marcador, el desastre se agudizaba con pérdidas y ni una sola ayuda a los defensas centrales para taponar los tiros. Víctor Díaz hizo el 2-2 y en esa locura llegaron los dos goles finales de los anfitriones. ¿Una aparición divina? Llámenlo como quiera, el fútbol sólo entiende de goles y, por mucho caos que se registrara, el Sevilla anotó cuatro y eso, meter cuatro veces la pelotita entre los palos de manera legal, sí que es un verdadero milagro en este Sevilla de Lopetegui.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios