El informe técnico del Sevilla-Villarreal

Sólo resucitó en la anarquía

  • El Sevilla tira del coraje tras una exposición del agotamiento, físico y táctico, del esquema de Montella, pero la falta de tino y pausa le impide completar la remontada, iniciada en inferioridad

Sólo resucitó en la anarquía

Sólo resucitó en la anarquía

¿el huevo o la gallina? ¿Están agotados el inmovilista esquema de Montella o los (escasos) hombres que deben ejecutarlo? Con el mismo once que se mostró resignado ante la superioridad del Bayern Múnich, salvo la introducción de Sandro por el indolente Correa y la vuelta de Muriel, el Sevilla expuso todo el muestrario de sus carencias ante un Villarreal al que le bastó ordenarse bien sobre el campo, ir de verdad a cada envite y usar la rapidez de sus atacantes para desmoronar el castillo. Afortunadamente para el Sevilla, y para el propio Montella, este equipo, este club, lleva en la sangre el espíritu de rebeldía y eso le sirvió para impedir, al menos, que un rival directo por la Liga Europa le enseñase aún más la matrícula. Pero la falta de temple, en medio de la locura que se vivía en el estadio, y de precisión en algunos hombres clave, como Banega, impidió que la remontada se completase.

El Sevilla tuvo tres caras: la plana e impotente de la primera parte, impotente también ante la prevaricación arbitral; la de la intensidad con poco criterio del inicio de la segunda; y la de la casta y el coraje cuando, desmelenado y en pleno caos, igualó un 0-2 y hasta pudo ganar el partido, primero en inferioridad numérica y luego en igualdad.

Defensa

Mercado y Lenglet sostuvieron como pudieron la pelea con los atacantes del Villarreal, móviles, verticales, veloces o potentes. La habilidad de Cheryshev y su movilidad fueron un martirio para toda la zaga, desde su marcador habitual, Jesús Navas, hasta el resto de una línea que recibió muy pocas ayudas de los demás miembros del equipo. El repliegue del Sevilla fue demasiado lento ante la rapidez de ideas y de transición del Villarreal. Y el mejor ejemplo fue la irrupción por el centro, abriendo en dos toda la estructura del equipo, de Cheryshev en el minuto 19, que salvaría David Soria.

Esa laxitud en el repliegue posibilitó al Villarreal se adelantase en el marcador, en una jugada en la que elaboró y elaboró ante la pasividad general. El fallo de David Soria al tapar hizo el resto. Mejor atado estuvo Bacca, a quien Lenglet le sostuvo varios demarrajes imponiendo su frescura, salvo en el grosero error de Banega que dio pie al 0-2. El Sevilla sufrió a las espaldas de los dos medios y a la de los laterales, desdoblados y sin ayudas.

Ataque

Esa lentitud en el repliegue se hizo también presente en la ejecución de la fase ofensiva. El Sevilla, en particular Mudo, Muriel o Sarabia, anunciaban a voces lo que iban a hacer, si controlar, recortar, armar el disparo o centrar. Y el Villarreal, intenso, siempre obturó... si hacía falta incluso cometiendo faltas en el área. Pero la aparente fatiga física de los sevillistas invitó al árbitro a pensar que se dejaban caer. Sarabia y Banega sufrieron así sendos penaltis.

El Sevilla apretó las tuercas cuando N'Zonzi, por fin, dio un pasito adelante. Se intensificó tras el descanso, hasta el error de Banega y la roja a Ben Yedder. Sólo al final se quitó todos los corsés y atacó con más corazón que cabeza, hasta empatar.

Virtudes

Mantener el espíritu de rebeldía.

Talón de aquiles

Previsible, lento, agotado.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios