laliga santander | Sevilla-Real Sociedad

Transfusión de sangre (1-0)

  • El Sevilla se reencuentra con el triunfo con las virtudes de un Joaquín Caparrós que supo inculcarles a los suyos su espíritu.

  • Un penalti dudoso convertido por Banega fue suficiente

El Sevilla se reencontró con el triunfo después de nueve partidos sin que los suyos pudieran acabar con una sonrisa y lo hizo con el sello de Joaquín Caparrós Camino impreso a fuego en esos tres puntos. A falta de otras muchas virtudes, como el físico, sobre todo el físico, los blancos sí recibieron una transfusión sanguínea para meterle ardor a la pelea y quitarse de en medio a una Real Sociedad que es justo lo contrario, un grupo de futbolistas que tocan bien el balón sin espíritu ninguno. Ganar es lo único que vale a estas alturas del curso y, seguramente, siempre que se juega un partido de fútbol, justo lo que hizo este Sevilla.

Ganar, ganar y ganar, como proclamaba Luis Aragonés entre sus discípulos y, de momento, con el utrerano al mando, los nervionenses ya suman el primero de ellos. Es la consecuencia de saber darle al juego lo que éste le iba demandando en cada momento, de inculcarles a todos los que se vistieron de blanco el deseo de hacerlo, de manejar también la situación tras colocarse por delante en el marcador... Son infinidad de pequeños detalles que, juntos, forman un todo que fue decisivo para que el aragonés Jaime Latre anotara al final en el acta un triunfo del equipo local por un gol a cero.

Seguro que habrá quien piense que de esa manera es imposible avanzar, que es un regreso al pasado. Hay gente para todo, sin duda, y tampoco es cuestión de tratar de convencerlos sobre los diferentes métodos para imponerse al adversario cuando se litigan tres puntos en un campo de fútbol, pero lo cierto es que el Sevilla era un enfermo de difícil curación a corto plazo. Al menos, ya tiene tres puntos más en su casillero clasificatorio frente a un rival que llegaba presumiendo de haber ganado todos sus partidos, salvo uno, desde que Imanol Alguacil se hizo cargo de su banquillo, lo que dota al método de Caparrós de un mérito indudable viendo la deriva en la que se hallaba sumido el equipo.

¿Y qué tocó en lo futbolístico el entrenador utrerano? Pese a la ausencia por lesión de Jesús Navas, el sistema defensivo era prácticamente el mismo, incluida la presencia de David Soria entre los tres palos. Sí había algo diferente y era que Roque Mesa se anclaba por delante de los zagueros para impedir que los avances realistas llegaran limpios hasta los centrales. Primer detalle. El segundo estaba en la posición de un N’Zonzi encargado de barrer más arriba y con infinidad de metros para él solo, algo que hizo el gigante francés de manera perfecta hasta que, literalmente, se quedó sin aire en torno al minuto 80. Y el tercero, el más llamativo, era ver a Banega casi de segundo delantero, muy cerca de Sandro. El argentino veía limitado su esfuerzo defensivo, pero tal vez lo mejor es que tenga libertad absoluta para arrancar la jugada mucho más atrás.

Resta por analizar el apartado más ofensivo, es decir, la delantera. Para empezar, Sandro jugó por primera vez desde su llegada al Sevilla en su verdadero puesto y el canario iba a ser decisivo para el triunfo de los suyos pese a que comenzó bastante impreciso, sin toque para aguantar los balones y permitir la salida de sus compañeros. Pero él se fabricó el penalti decisivo y al final sí fue capaz de sacar algunas faltas a los zagueros que posibilitaron el respiro de todo el equipo. Las bandas fueron para Sarabia y Nolito, tal vez los más flojos en el rendimiento de todo el conjunto. El madrileño tuvo ocasiones claras de gol, pero no fue capaz de convertirlas; el sanluqueño es un quiero y no puedo y sólo se pueden rescartar de él algunos pases interiores. Poquita cosa.

Las imágenes del Sevilla-Real Sociedad Las imágenes del Sevilla-Real Sociedad

Las imágenes del Sevilla-Real Sociedad / Antonio Pizarro

Con semejantes elementos, el Sevilla salió con una marcha más de lo que venía siendo habitual con Montella. Los blancos trataron de presionar arriba y le metieron bastante ritmo al juego con la intención de ponerse pronto por delante para tener el granero lleno cuando les llegara ese bajón físico previsible en cada partido. Y en el primer cuarto de hora los anfitriones tuvieron un par de oportunidades clarísimas, ambas erradas por Sarabia. En la primera no aprovechó un dos contra uno con Sandro para darle el pase con acierto; en la segunda fue incapaz de superar la salida de Moyá con casi todo a favor.

Después le llegaría ese bajón al Sevilla, incluso la Real pudo adelantarse a través de Oyarzabal antes de que Moyà le hiciera el primer paradón a Sandro al filo del intermedio. Fue el preludio al penalti no más reanudarse el juego que acabó decidiéndolo todo. ¿Dudoso? Puede ser, pero el gol de Banega valió igual. A partir de ahí todo fue puro Caparrós, N’Zonzi se retrasó junto a Roque Mesa para que el Sevilla se abrigara y el dominio fue claramente visitante. Pero la mejor ocasión sería para Sandro con un paradón impresionante del portero de la Real.

Afortunadamente para el Sevilla, ya todo se quedaría igual gracias a que quienes defendían ayer su escudo recibieron una transfusión de sangre por parte de Joaquín Caparrós Camino. De momento, la mala racha del equipo blanco quedó truncada y con ese espíritu quién sabe si es posible una inversión de la tendencia.

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