Sevilla FC

Ventisca en el Monte Afilado

  • Los precedentes del Sevilla en Mendizorroza durante este siglo obran como un intensísimo prólogo para un litigio que se prevé de nuevo desbocado.

Gallardo y Llorens, en el Alavés-Sevilla de la temporada 2001-02.

Gallardo y Llorens, en el Alavés-Sevilla de la temporada 2001-02. / EFE

Hace justo una década, el sevillista se había ganado todo el derecho a soñar con que lo mejor, efectivamente, estaba por venir. Y pronto. Su equipo acababa de remontarle un partido con uno menos al Barcelona de Ronaldinho y Xavi y se había situado líder de la Liga 2006-07 con 50 puntos en la jornada vigésima quinta. Hoy el Sevilla también ha cruzado 25 jornadas de Liga y aunque no es "puntero", como dice Sampaoli, con sus imponentes 55 estaba, antes de los partidos de ayer, a dos del líder Barça y a uno del Real Madrid, que tiene un partido menos, el de Vigo.

Como hace una década, el sevillista se ha ganado, pues, el derecho a hacer en su mente esas cuentas que rara vez salen. Y subrayado en rojo, en esa hoja de cálculos, figuran los desplazamientos al Calderón, Camp Nou y Bernabéu. Se antojan claves para la suerte sevillista en el campeonato. Pero ojo, que la audaz tropa de Sampaoli, para alentar sus aspiraciones cuando lleguen esas visitas de fuste, debe mantener su respuesta hasta entonces. Y el de mañana se anuncia astifino. Afilado. La historia de este siglo que nos alumbra dicta que las visitas a Vitoria nunca fueron fáciles para el Sevilla. Todo lo contrario. Mendizorroza, "Mendizorrotza" en euskara, significa "monte afilado". Las diferentes versiones del Sevilla que lo visitaron en las campañas 2001-02, 2002-03 y 2005-06 pueden atestiguar que sí. Que es afilado como los colmillos de un lobo. Mañana, visto el despliegue habitual del bloque de Pellegrino, se anuncia otra ventisca.

La primera de esas visitas en pleno siglo XXI refleja lo que ha cambiado el fútbol desde entonces. Era la época en la que el Deportivo o el Valencia ganaban la Liga y la Real Sociedad llegaba a la última jornada con serias opciones de conquistarla. En la jornada vigésima séptima, el Alavés de Mané era el líder de Primera. No en la jornada tercera. Hablamos de un 16 de diciembre de 2001. Esa noche, el Sevilla de Joaquín Caparrós saltó a un terreno bajo el aguanieve y bajo cero. Los blancos eran décimos con 21 puntos -cuatro sobre el descenso, que era donde apuntaba el foco de sus aspiraciones-, 9 menos que los vitorianos. Fue un encuentro de pierna dura como pocos se recuerdan. Y ahí, en las trincheras, ese Sevilla se manejaba bien.

En el Sevilla jugaron Notario; Njegus, Javi Navarro, Pablo Alfaro, David; Gallardo (Alfonso, 90'), Francisco, Casquero, Tomás, Reyes (Víctor Salas, 63') y Moisés (Prieto, 95'). No era un equipo que se arrugara, precisamente, si el rival sacaba el hacha. Que la sacó con Coloccini, Téllez, Llorens, Astudillo, Pablo, Ibon Begoña... Quienes quieran saber qué es un partido para mayores de edad, pueden visionar los más de 95 minutos que duró esa batalla. "Virilidad y astucia", tituló Luis Carlos Peris la crónica para Diario de Sevilla.El aficionado recuerda más el artero pisotón por detrás de Coloccini al tendón de Aquiles de Gallardo, quien para más inri fue sacado del terreno de juego por Téllez como si de un saco de patatas se tratara. Casquero marcó en el minuto 84 el 0-1 definitivo. Un gol que los sevillistas celebraron como si de una final se tratara, tal fue la tensión extrema.

Cuando colisionaron, el Alavés miraba hacia la azotea de la tabla y el Sevilla hacia abajo, pero los de Nervión, después de encadenar tres victorias seguidas desde la jornada 35ª a la 37ª, se encontraron con que en su último partido, en casa, aspiraban incluso a clasificarse para la Copa de la UEFA, un premio insospechado en la temporada de su vuelta a la máxima categoría. Pero dependía del Alavés. Si los vitorianos ganaban en Pamplona, de nada serviría que los sevillistas se impusieran al Villarreal. La afición de Osasuna celebró casi como suyo el tanto del central alavesista Karmona a su equipo, que hizo estéril el 1-0 del Sevilla al submarino amarillo.

La temporada siguiente, el Alavés protagonizó la temporada con más claroscuros vista en el fútbol contemporáneo: rozó la Copa de la UEFA en aquella hermosísima final ante el Liverpool (4-5) y se despeñó a Segunda en el frente doméstico.

El domingo 3 de noviembre de 2002, en la jornada octava, el equipo babazorro era antepenúltimo en la tabla con 5 puntos. Llegaba de un 6-1 en el Camp Nou. El Sevilla de Caparrós no andaba mucho mejor. Era decimoquinto con 7 puntos con sólo una victoria, 4 empates y 2 derrotas. El encuentro fue de un nivel ínfimo y reflejó el estado de nervios que ya compartían. Actuaron en el Sevilla: Notario; Alfonso, Javi Navarro, Pablo Alfaro, David; Redondo (Gallardo, 70'), Marcos Vales, Samways, Fredi, Reyes (Víctor, 60') y Antoñito (Moisés, 46').

Todo llegó muy igualado -por abajo- a los últimos minutos. Y ya en el 93, el centrocampista Pablo botó una falta, Abelardo no controló bien y Rubén Navarro conectó una volea a la escuadra de Notario (1-0). Ese Sevilla continuó sin despegar hasta aquella tarde en el Camp Nou que acabó 0-3, con Joan Gaspart aguantando en el palco aquella pañolada.

En la segunda vuelta, el Alavés visitó Nervión con el miedo del descenso calando sus huesos. En el minuto 78 Astudillo hizo el 1-2 pero Reyes empató de penalti (84') y, en un guiño del destino Karmona, el autor de aquel 0-1 en Pamplona, se hizo un dolorosísimo autogol en el minuto 89. Esa campaña, el Sevilla dejó escapar el sueño europeo en la penúltima jornada en La Rosaleda y el Alavés no evitó el batacazo.

Dos años penó por el purgatorio de Segunda el equipo vasco hasta que retornó a Primera de la mano de Chuchi Cos. Aquel Sevilla-Alavés de la Liga 2005-06 también lo retienen en la memoria muchos sevillistas porque fue el primero en Nervión con el club ya centenario. Ese 22 de octubre de 2005 las gradas se tiñeron del carmesí de las banderas con el logo del "Cien" que unos meses después tanto lucieron en Eindhoven. Esa imagen salta a la memoria antes que el resultado (2-0).

El Sevilla volvió a hollar el césped del Monte Afilado -la última vez hasta mañana- el 12 de marzo de 2006, jornada 27ª. Ese bloque de Juande Ramos ya había despegado en la Liga y sobre todo en Europa. De hecho, el partido llegó emparedado por los dos partidos ante el Lille en los octavos de la UEFA y las rotaciones dejaron a Martí, Luis Fabiano o Kanoute en el banquillo. Luego jugaron un rato. Formaron Palop; Daniel Alves, Javi Navarro, Aitor Ocio, Escudé; Jesús Navas, Renato, Jordi López, Puerta; Saviola y Kepa.

Otra vez el pulso fue de una intensidad mayúscula. Marcó Saviola (11'), Aitor Ocio fue expulsado por tocar el balón con la mano en el área, Palop le paró el penalti posterior al brasileño Nené pero éste marcó un golazo por la escuadra (25') y Bodipo consumó la remontada justo antes del descanso. Once jornadas después, Vitoria penó por otro descenso y media Sevilla se frotaba los ojos, nublados por el júbilo.

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