Por si el encuentro del domingo no tuviera ya alicientes de sobra, el duelo entre las dos principales estrellas de la actual selección de Brasil le da un brillo especial y una trascendencia universal. En su país, desde luego, estarán muy pendientes de quién sale ganador de este particular tour de force entre dos futbolistas que están en un momento de plenitud y madurez futbolística. Y el carácter estelar de ambos amplía el espectro de atracción de la cita de forma casi universal. Ambos se verán las caras frente a frente casi por primera vez desde que están en la alta competición y lo hacen siendo las pricipales referencias de dos equipos lanzados. El espectáculo parece asegurado.

El duelo entre el 9 y el 10 de Brasil, entre el 10 del Sevilla y el 8 del Real Madrid, tiene tintes muy particulares, puesto que ambos mantienen una magnífica relación personal desde que despuntaran en aquel Sao Paulo preñado de talento, el mismo equipo del que Julio Baptista llegó a Nervión. Entre 2001 y 2003, año en que Kaká fue fichado por el Milan, compartieron vestuario en Morumbí. Un año después, Luis Fabiano hizo su segunda intentona europea en el Oporto, antes de confirmarse mundialmente en el Sevilla. Y, curiosamente, desde entonces nunca se han enfrentado en un partido alta competición en el Viejo Continente, si se exceptúa la final de la Supercopa de Europa de 2007, de tan triste recuerdo para el sevillismo. Aquel 31 de agosto, Luis Fabiano salió en el minuto 81 y sólo pudo ver desde el mismo césped cómo Kaká cerraba la final para el Milan haciendo el definitivo 3-1. Lo del domingo es muy distinto a aquel duelo, nunca mejor dicho, tan condicionado.

Ambos llegan al Sevilla-Real Madrid lanzados, después de haber brillado y marcado en la segunda jornada de la Champions. Seguro que el pique entre ellos será más familiar que para el resto de los contendientes.

ELOGIOS MUTUOS

De aquel periodo de éxitos y proyección en Sao Paulo antes de sus respectivos saltos a Europa les queda una gran amistad, demostrada con la serie de elogios que se han dedicado cada vez que han tenido oportunidad. Luis Fabiano, nada más conocerse la noticia de la llegada de su compañero de selección al Madrid, se refirió a él en estos términos: “Es una gran noticia que el Real Madrid se lleve a un jugador como Kaká. Para nosotros es un honor que llegue otro gran jugador a la Liga. Estoy muy contento porque Kaká es un gran amigo, una gran persona y el Real Madrid ha fichado a un gran jugador”. Además, dejó este guiño: “No quiero encontrármelo en el Sevilla-Real Madrid. Es muy rápido. Busca siempre el gol y es muy complicado pararlo. Pero en el fútbol todo puede acontecer”. Y acontecerá que se verán las caras en la cresta de la ola. De puertas adentro, Luis Fabiano bromea y se muestra convencido de que él será quien sonría a eso de las once de la noche del domingo.

 Estos elogios no son sino la respuesta a los que Kaká dedicó en noviembre de 2007, cuando Luis Fabiano regresó con su selección a lo grande. En Morumbí, en el segundo partido oficial con la canarinha desde que Dunga lo repescó tras su eclosión en el Sevilla, el delantero paulista se lució ante su antigua afición con dos goles ante Uruguay (2-1), salvándole la cara a su técnico. “Estoy muy feliz por los goles de Luis Fabiano, en el Sao Paulo éramos muy amigos y siempre he pensado que es el mejor delantero que podría tener la selección. Me alegro de que vuelva a relucir su calidad”, dijo Kaká entonces. Y no lo estaba diciendo un cualquiera. Aquel año, el entonces milanista acababa de ganar la Champions League y fue proclamado Balón de Oro y elegido como Fifa World Player.

Desde entonces, ambos ha compartido momentos de gloria en su selección. Fueron los mejores en la Copa Confederaciones y entre ambos tumbaron a Argentina en Rosario el pasado 6 de septiembre. Seguramente, habrá mensajes entre sus móviles la semana que viene, cuando uno de los dos saboree el triunfo. El empate no entra en las quinielas de estos dos ganadores.