Sevilla FC

Un clásico del siglo XXI

  • El Sevilla recibe al Villarreal en su afán de recortar distancias con el liderato en medio de un ambiente enrarecido e imprevisible por la prohibición de la terminología "Biris" en el estadio.

Vitolo bromea con Sacolini, ayudante de Sampaoli, con Franco Vázquez, Correa y Montoya realizando ejercicios al fondo.

Vitolo bromea con Sacolini, ayudante de Sampaoli, con Franco Vázquez, Correa y Montoya realizando ejercicios al fondo. / josé ángel garcía

Apenas 14 partidos en Primera División han dado de sí tanto que ya se puede calificar el Sevilla-Villarreal como un clásico de este siglo XXI. La fulgurante irrupción del equipo de las cerámicas en nuestra centuria acaeció después de que el Sevilla lo mandase a Segunda División en aquella promoción de junio de 1999 en la que Tsartas, con dos goles en El Madrigal, y Quevedo, con otro tanto en un atestado Sánchez-Pizjuán, finiquitasen al Villarreal de Palop y Albelda. El destino les tendría guardadas diferentes sorpresas a los entonces villarrealenses... Hoy, en este mediodía tan propio de febrerillo el loco, vuelve a reeditarse este partido ya asentado como uno de los platos fuertes de la Liga. Puro fútbol, con muchas historias detrás. Demasiado bagaje para que se estropee por cuestiones extradeportivas.

El Sevilla parte como favorito para batir a un Villarreal que vuelve a recitar el papel a aspirante a Europa, quizá con menos fuelle que otras veces. Y es favorito el Sevilla por la gran trayectoria que trae y por encima del ambiente enrarecido e imprevisible que ha creado la prohibición de la terminología e inconografía "Biris" o "Biris Norte" en el estadio. El club ha recibido el mandamiento de la Comisión Estatal contra la Violencia, so pena de fuertes sanciones que podrían no ser ya solamente económicas, y José Castro, como responsable último de la entidad, no ha tenido más remedio que darle carta de oficialidad a esa prohibición. El propio dirigente, en un sentir muy similar al de la afición y al de la plantilla, se ha manifiestado en contra de esa quizá exagerada censura de un concepto que en la historia del Sevilla y del sevillismo está por encima de los últimos capítulos violentos progatonizados por un grupo de radicales al amparo de un corporativismo biri  mal entendido. El resultado, un herido de arma blanca, colmó el vaso de la paciencia de las fuerzas de seguridad, después de que desde la LFP se creara un caldo de cultivo idóneo para perseguir a este grupo por su contumacia y su gusto en el insulto coral, también execrado públicamente por el Sevilla. Violencia verbal frente a violencia real.

Hay para escribir varios ensayos sobre el asunto, de cariz sociológico, histórico, lexicográfico, político y hasta económico. Hasta futbolístico, apurando mucho el asunto... Pero lo que hay este mediodía es un partido de fútbol entre dos buenos equipos.

Como ya se han manifestado al respecto todos los protagonistas, parece que es menester centrarse en lo futbolístico. En el Sevilla, tras el duro traspié de Cornellá, con circunstancias arbitrales que dan pábulo a los fervientes creyentes en las teorías de la conspiración, busca retomar la senda del triunfo ante un Villarreal que, de 14 visitas ligueras sólo ganó dos veces en Nervión: en la última jornada de la 06-07, con el Sevilla resignado a no poder luchar por la Liga; y en la jornada vigésimo primera de la 10-11, una derrota que produjo la destitución de Marcelino. Los inmediatos antecedentes son de muy grato recuerdo para la parroquia sevillista: sendas remontadas para lograr un 2-1 agónico y un espectacular 4-2 que volvieron a marcar las distancias entre un Sevilla campeón y un Villarreal eterno aspirante.

Dejando al margen lo ambiental, en el Sevilla vuelve Vitolo y eso ya es una garantía de pujanza y calidad. Dos jugadores en las antípodas del fútbol, Carriço y Ganso, podrían estar en la convocatoria también. Y el equipo está deseando desquitarse del sinsabor del domingo anterior, con la consecuencia directa de la ausencia del líder de la zaga, Pareja. Enfrente, el Villarreal recupera a Bakambu y a Cheryshev y cierta confianza en sí mismo. El pulso promete emociones fuertes, desde lo meramente futbolístico. Y la grada también tendrá algo que decir. Como para perdérselo...

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