Copa del Rey · Formentera-Sevilla · El otro partido

Entre el frío contexto y el hambre de Correa

  • El argentino, con el gol entre ceja y ceja, dio rienda suelta a su inanición, que otros no parecían tener.

Correa centra al segundo palo, donde Ben Yedder dispararía alto.

Correa centra al segundo palo, donde Ben Yedder dispararía alto.

A los 14 segundos, la diferencia entre el Formentera y el Sevilla se convirtió en abismal. Correa aprovechó la primera apertura a su flanco izquierdo en el ataque para pisar con avidez el área. Liñán cayó infantilmente en el engaño de su amago: penalti y gol de Ben Yedder. La mínima competitividad que pudiera ofrecer este equipo de Tercera División que encajó en un solo día más de la mitad de los goles que lleva en contra en el Grupo 11 desapareció por completo. Y por si hubiera duda, Correa siguió dando rienda suelta a su necesidad. Dos penaltis sufridos y tres goles como reivindicación. No está nada mal.

El argentino ha tenido muy poco protagonismo hasta ahora e incluso fue el más señalado ante el Valencia como el suplente que menos aprovechó la oportunidad en un partido de verdad. En Formentera, en cambio, le dio la vuelta a esa realidad y su perseverancia, con el gol entre ceja y ceja, dejó algo en evidencia a otros compañeros de viaje.

El contexto no era el idóneo para medir la capacidad de los hombres llamados a darles el relevo a los titulares de Jorge Sampaoli. Ahora que la Copa abre un nuevo frente y aprieta más el calendario, el reparto de esfuerzos se hace obligado. Granada como parada previa a esa cita trascendente de Lyon sí será una piedra de toque para ver una rotación más real. El Sevilla necesita los puntos pero tampoco puede quemar sus naves en Los Cármenes, porque en Francia espera la hoguera del Parc Olympique Lyonnais. En Formentera, entre el precoz gol de penalti y los sucesivos golpes de rabia de Correa, no hubo reivindicación digna de llamarse tal de hombres como el propio Ben Yedder, Ganso o Kiyotake.

Antes de marcar el 0-2 (minuto 15), Correa ya había realizado tres intentos nulos, tres disparos cargados de candidez, casi virginales. Pero luego sacó calidad para hacer el 1-3 y el 1-4. Ben Yedder, en cambio, no falló desde el punto de penalti en las dos ocasiones que le brindó Correa. Así abrió y cerró el marcador. Sumó dos muescas fútiles a su revólver. Pero marró dos goles clarísimos, uno a quemarropa, en el área chica... a pase de Correa. Y en cuanto a los demás, se ajustaron al guión de participar sin elevar la voz. Ganso sólo exhibió su clase a cuentagotas y Kiyotake se perdía en un absentismo sólo justificable por la intrascendencia que había cobrado el duelo gracias al hambre del argentino. El contexto no era idóneo para resolver dudas. Para ampliarlas, quizá sí.

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