La previa del Sevilla-Alavés

Es hora de que la grada evalúe

  • El Sevilla, aliviado tras su vuelta a Europa, cierra su decepcionante Liga en un partido que valdrá para aplaudir a Caparrós y pulsar el sentir de la afición

Jugadores durante un ejercicio de entrenamiento.

Jugadores durante un ejercicio de entrenamiento. / Víctor Rodríguez

Se arría el telón en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Y como el pescado se ha vendido antes de lo previsto, el epílogo ante el Deportivo Alavés legitimará al aficionado a que se exprese como le venga en gana aun con el balón rodando. No hará falta el todos a una en el fragor del partido, el consejo de que las críticas surjan sólo antes y después del juego. Que cada cual se acuerde de lo que le venga en gana y lo exprese con absoluta libertad. Faltaría más.

El hombre que ha borrado los tintes de final en la cartelería se llama Joaquín Caparrós Camino. Como muy bien tituló este diario en su edición del pasado lunes, el utrerano le ha practicado al equipo de su corazón un electroshock justo a tiempo. Y tal salto ha dado de la cama, que le han dado el alta, incluso, con una semana de antelación.

Ante la Real Sociedad y el Real Madrid sacaron los blancos la casta, el coraje y, por qué no decirlo, ramalazos de fútbol para embolsarse esos seis puntos vitales para sujetar el embate del Getafe. Y en el derbi, con sólo tres días de preparación, con las piernas cargadas de plomo por la pésima gestión del grupo que hizo Vincenzo Montella, ante un rival que llevaba casi dos semanas preparando una final y 19 partidos menos en su calendario, los de negro pescaron el punto que les da el visado para Europa por decimocuarto año en las últimas 15 temporadas.

Caparrós asumió el papel de Cid Campeador en el Benito Villamarín -con algún gesto que traspasó la línea de la mera rivalidad- y se permitió decir tras el partido que el empate, que culminaba el objetivo para el que se vio obligado a tomar las riendas, le había sabido a poco. Ni que decir tiene que hoy, el sevillismo se lo va a agradecer con la misma vehemencia y entrega con que él trata de imbuir de sevillismo al vestuario.

Será un partido, pues, en el que las reacciones de la grada van a contar casi tanto como las evoluciones de los once que jueguen con la misión de brindar a su gente un broche dulce, dentro de una campaña de muchos tragos amargos.

Las mismas sensaciones contradictorias que hoy van a manar de la grada, con aplusos a Caparrós y gestos de desaprobación al palco, son las que han marcado los tiempos en esta campaña que se consume: historia pura en la Champions, eliminando al Manchester United en Old Trafford y compitiéndole al Bayern Múnich, pero manitas dolorosas y numerosas en los tres frentes; el gozo de apear al Atlético en la Copa y jugar una nueva final, pero el ridículo mayúsculo ante el Barça en el Wanda.

El tono de plebiscito será bien alto. A ver qué opina el personal del futuro de Caparrós, por ejemplo. Y poniendo por delante que la opinión de la mayoría no tiene por qué ser la más sensata: la víscera suele hablar más que la mente cuando la masa se pronuncia.

Las frases más o menos ocurrentes van a surgir del graderío al tiempo que su equipo trata de hacerse perdonar. Será un once circunstancial, en el que lo lógico es que la mayoría de los mundialistas, léase Banega, Layún, Muriel y N'Zonzi, no tienten a su suerte y den por concluida su campaña como sevillistas. Mercado ya está en Argentina.

No va a poder jugar Escudero, que vio la quinta amarilla en el derbi y cumplirá su partido de sanción. En cambio, otros jugadores que con Caparrós gozan por fin del esperado protagonismo, como son Roque Mesa y Sandro, deben disfrutar de una merecida despedida (¿un hasta luego?) ante una hinchada que les va a agradecer también el esfuerzo.

Será una tarde de evaluaciones. De mensajes espontáneos lanzados al aire para que los recoja quienes tienen tanto que decidir. A ver qué opina la masa sobre el futuro del único protagonista que hoy se irá de Nervión con una nota altísima, pase lo que pase. Antes se moverá como un leopardo enjaulado en su área técnica. Qué manera de rugir la suya...

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