En el Reale Arena de San Sebastián, conformó Julen Lopetegui un equipo inicial muy aparente, de los de consenso en el sevillismo. Con las novedades de Lamela y Delaney como titulares. Y también el Papu Gómez entre ellos. El argentino sigue sin ser ese consistente armador del juego, sea volcado a la izquierda o en zonas más interiores. Su físico no le dio ni ante un rival que llegaba de jugar un duro partido el jueves en Eindhoven, dos dáis después del debut sevillista en la Champions. El bloque de Lopetegui sigue siendo firme en defensa, de hecho es junto con el Athletic el menos goleado (1 tanto), pero su juego no es fluido ni intenso.

Papu Gómez

Por ahora, no da razones para ser un titular fijo. Gozó el Papu de otro partido como titular para ir abriéndose paso en un equipo en el que va a tener más competencia, sobre el papel, esta temporada. Pero el argentino volvió a decepcionar, primero volcado a la izquierda, donde echó de menos a un Acuña que apenas pudo salir de su rincón, y luego metido en zonas interiores, cuando Óscar ingresó en la hierba. Su chispa no es la adecuada para batir líneas en conducciones, siempre se le echan encima. Lopetegui lo relevó para cambiar a zaga de tres.

Delaney

La intensidad de la Real lo sobrepasó. Decepcionó el internacional danés en su primer partido de Liga como titular. Se ubicó a la altura de Fernando, con Rakitic más descolgado más arriba, pero su ritmo no fue el mejor y fue engullido por la intensidad y la constancia de los mediocampistas vascos.

Bono

Su respuesta en los penaltis es sobresaliente. El guardameta internacional por Marruecos volvió a salvar a su equipo desde los once metros, como tantas otras ocasiones. Ni siquiera un lanzador con un porcentaje de acierto tan alto como Oyarzabal fue capaz de mandarlo al lado contrario.

Rafa Mir

Cuando sale llega el peligro, y esa es la premisa. El delantero murciano se está destapando como un jugador muy apto para jugar con espacios y desequilibrar lanzado en carrera. Otra vez lo demostró en el contragolpe que pudo cambiar el signo del partido al final. Se la jugó con poco ángulo y Remiro sacó un brazo fuerte para desviar el cuero.