Sevilla FC

La lluvia y el heroísmo de 31.358 sevillistas

Joan Jordán, Rakitic y Lopetegui, bajo el intenso aguacero.

Joan Jordán, Rakitic y Lopetegui, bajo el intenso aguacero. / Antonio Pizarro

El confinamiento y el fútbol sin público acomodaron a muchos aficionados a ver los partidos en el confort del hogar. La lluvia y el viento tomaban en esos momentos forma de virus y se estaba mejor resguardado en casa. Pero, como si fuera una señal divina, en la vuelta del público el abonado sevilista se ha econtrado con el infortunio de sufrir de forma contumaz las inclemencias del tiempo: es como si el cielo guiara a los rectores sevillistas a reformar ya el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán.

El Sevilla-Barcelona representó un acto de heroísmo de los 31.358 espectadores, la inmensa mayoría sevillistas de abono o de pago, que desafiaron la inmisericorde lluvia que acompañó al partido durante las dos horas del mismo. No dio tregua el aguacero, a veces fortísimo, que cayó sobre las pobladas gradas sevillistas, lo que no amilanó los ánimos ni menoscabó el buen ambiente.

Hasta el piloto barcelonés (de Granollers) de motos Aleix Espargaró se sorprendió viendo el partido desde la comodidad del televisor.

Muchos aficionados hablaron de la heroicidad de los sevillistas que soportaron bajo el aguacero sin dejar de lado al equipo. Era un Sevilla-Barcelona nada menos, y además el partido estaba abierto y emocionante sobre todo a raíz de la expulsión de Koundé. Y el sevillismo, el mismo que lleva reclamando una cubierta para todo el estadio de forma también casi mayoritaria, aguantó el chaparrón, nunca mejor dicho.

Llegó este partido tan mojadísimo justo después de que desde el consejo de administración del Sevilla se hablase a las claras de cuál es la opción que está manejando el club para reformar el estadio. Fue José María del Nido Carrasco, vicepresidente primero del club, en una entrevista a 2Playbook, y dejó claro que la posibilidad que está sobre la mesa es el derribo del actual y la construcción de uno nuevo, lo que implicaría  el traslado durante dos o tres años a otro estadio, seguramente el Estadio de la Cartuja.

El proyecto es embrionario e implicará un gran sacrificio, tanto económico como físico por parte de los abonados sevillistas, porque las comunicaciones con el recinto de La Cartuja son peores que las de Nervión. Y tampoco es que se libre mucho de las inclemencias del tiempo el coliseo cartujano, que sí tiene cubierta completa pero es muy abierto, algo que también incide negativamente tanto en la visibilidad del fútbol como en el ambiente de la afición, tan especial como es en el cerrado Sánchez-Pizjuán.

"Opciones serían, una: irte a otro estadio, como La Cartuja, que no lo valoramos. Construir un nuevo estadio en otro lugar, que no lo valoramos. O la ampliación con un tercer anillo el Sánchez Pizjuán, que tendríamos problemas con la estructura y otros aspectos. Por ello, nuestra idea es derruir el estadio actual y, durante el tiempo de obras, que sería de entre dos y tres años, irnos a otro lugar. Lo coherente sería irnos a La Cartuja, pero no hemos hecho ninguna gestión", dijo el vicepresidente sevillista.

De momento, al sevillismo le queda seguir yendo al fútbol como siempre y esperar que el tiempo acompañe algo más de lo que está haciéndolo hasta ahora en los días de partido: desde los 38 grados de la noche del Sevilla-Rayo a los 30 a pleno sol del Sevilla-Levante o los aguaceros ante Alavés u Osasuna o el reciente y muy virulento ante el Barcelona, además de la lluvia previa o más tímida durante el partido en citas de Champions (Salzburgo o Wolfsburgo), las inclemencias han acompañado al abonado sevillista como su carné o su bufanda. La reforma del estadio parece necesaria, también para darles cabida a los abonados infantiles, otra de las reclamaciones del sevillismo de base.

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