Liga de campeones | Bayern Múnich-Sevilla · La previa

2.800 'locos' sí creen

  • El Sevilla sueña con protagonizar el más difícil todavía para remontarle al Bayern en su propia casa

  • El cuadro bávaro es el favorito único, pero los sevillistas se agarran al milagro

La afición del Sevilla 'invade' las calles de Múnich

Se aproxima la Feria de Abril y al Sevilla le toca afrontar esta noche, en el imponente Allianz Arena de Múnich, el eslogan circense del "más difícil todavía". Los sevillistas, casi un mes después de haber tumbado al gigante Manchester United en Old Trafford, le devuelven visita a otro de los colosos del fútbol europeo, el Bayern, y lo hacen con la obligación de remontar un 1-2, que fue el marcador que se registró en la ida, por si alguien aún no se había enterado. ¿Esperanzas de éxito para quienes sienten en sevillista? Está claro que el porcentaje de posibilidades para la escuadra que entrena Vincenzo Montella se acerca al cero, pero esto es fútbol y si no creyeran en la opción de un milagro parecería absurdo que tantos aficionados nervionenses se hayan cruzado más de 2.350 kilómetros para acompañar a los suyos aquí, en la capital de Bavaria a pesar de las dificultades originadas por la huelga de Lufthansa.

Ésa, dicen, es la grandeza del fútbol, que 2.800 aficionados a la causa blanca y roja radicada en Sevilla se hayan montado en coches, trenes y aviones en la semana en la que arranca la Feria, justo nueve días antes de que los suyos disputen también la final de la Copa del Rey en Madrid contra el Barcelona, para estar junto al Sevilla en el intento de protagonizar una nueva proeza balompédica. Lo hacen, además, después de haber recibido un nuevo jarro de agua helada cuando su equipo recibió cuatro goles en Balaídos ante un Celta que prácticamente barrió al equipo de sus amores prácticamente sin quererlo.

La afición del Sevilla se hace notar en Múnich / F.J.O.

"Dicen que estamos locos de la cabeza", reza una de las canciones más típicas del grupo de aficionados más radicales que moran habitualmente en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Y un poco de razón deben tener quienes idearon semejante estrofa, pues la verdad es que, en la teoría sólo se puede pensar en eso en esta ocasión, con 1-2 en contra y con el Bayern, el reciente campeón de la Bundesliga por si alguien le quiere restar méritos al conjunto de Jupp Heynckes, en el rincón de enfrente. Pero esto es fútbol y la puerta siempre queda entreabierta para que se cuelen por ella grandes sorpresas.

Con su once de gala a su disposición, Muriel o Ben Yedder parece la única duda de Montella

¿Futbolísticamente es posible pensar en una nueva proeza del Sevilla que engrandezca aún más si cabe esa valija repleta de éxitos continentales durante el siglo XXI? Para cualquier analista medianamente cuerdo la respuesta sería un no rotundo, pero todos los partidos admiten variables imprevisibles y a eso se agarran en esta ocasión quienes han osado a hacer tantos kilómetros para vivir en directo una cita tan histórica para los suyos, para un club que no estaba en los cuartos de final de la máxima competición continental desde hace 60 años, ni más ni menos que 60 años, y que es, junto al Málaga de Pellegrini, el único que lo ha conseguido de Despeñaperros para abajo.

2.800 'locos' sí creen 2.800 'locos' sí creen

2.800 'locos' sí creen

Es evidente que se trata de una ilusión cercana al calificativo de milagro, pero en el interior de la plantilla sevillista aún anida la esperanza de protagonizar otra gesta más. Para ello se basan en el excepcional rendimiento que suele ofrecer el equipo de Montella cuando funciona a la perfección ese triángulo integrado por N'Zonzi, Banega y Franco Vázquez en el centro del campo. Si esos tres futbolistas alcanzan el tope de revoluciones, cualquier rival puede caer víctima de su fútbol y eso ya se evidenció en las eliminatorias contra el Atlético de Madrid y el Manchester United, partidos saldados ambos con sendos 1-2 cuando el Sevilla ejerció como visitante.

Está claro que las circunstancias nunca son las mismas, que esta vez los sevillistas están obligados a ganar marcando un mínimo de dos goles para tener alguna opción para meter su bola en las semifinales, pero a esa esperanza se agarran todos los profesionales, y también quienes no lo son, de la entidad nervionense. Además, en este sentido hasta se puede apelar a una coincidencia que no pasa de ser un aspecto llamativo más. Cuando el Sevilla tumbó al Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano en la Copa, sin que nadie diera ni un solo euro por el equipo de Montella, llegaba después de haber perdido en un partido infame contra el Alavés en Vitoria. Pero no queda ahí la cosa, porque cuando se impuso al Manchester United en Old Trafford también había caído el sábado anterior frente al Valencia en el Ramón Sánchez-Pizjuán el día en el que dejó escapar todas las posibilidades de repetir en la próxima edición de la Champions a través de la vía más lógica de la Liga.

La afición sevillista inunda las calles de Munich

Puras referencias, nada más, párrafos para condimentar una previa tan atractiva como ésta, pero al mismo tiempo son datos objetivos que no admiten discusión ninguna. Eso sí, se confiere de esos dos antecedentes que este Sevilla no tiene la moral frágil y que es capaz de olvidarse pronto de las decepciones que sufre en la Liga habitualmente para pelear de lleno en las competiciones más cortas. En ese sentido, la motivación de Montella hacia su tropa parece que está garantizada.

Otra cuestión a tener en cuenta es el estado físico de la plantilla sevillista. Si en la cita de la ida no estuvo Banega, el gran jefe de todo el juego blanco, por su sanción por acumulación de amonestaciones, esta vez sí podrá jugar el argentino para que el triángulo integrado con N'Zonzi y Franco Vázquez no carezca de uno de sus vértices. También parece que están recuperados de sus problemas físicos los argentinos Mercado y Correa, por lo que la ausencia de Kjaer por su lesión muscular tampoco debe tener una trascendencia extrema, ya que Mercado se había adaptado perfectamente a la posición de central con Jesús Navas como lateral derecho en el costado de la zaga.

Los jugadores del Sevilla inician el calentamiento en el Allianz Arena a las órdenes de Mario Innaurato, el preparador físico de Vincenzo Montella. Los jugadores del Sevilla inician el calentamiento en el Allianz Arena a las órdenes de Mario Innaurato, el preparador físico de Vincenzo Montella.

Los jugadores del Sevilla inician el calentamiento en el Allianz Arena a las órdenes de Mario Innaurato, el preparador físico de Vincenzo Montella. / lukas barth / efe

En definitiva, Montella podrá sacar ese equipo de gala tan reconocible para todos sus aficionados y en el que precisamente ya no están ni el guardameta Sergio Rico desde la ida frente al Bayern ni el delantero Muriel. No parece que haya ningún motivo para deshacer la permuta entre los tres palos, aunque David Soria también protagonizara un error grave en Balaídos, y sólo quedaría la duda de saber si Muriel, que ni siquiera viajó a Vigo, sí será esta vez el punta de los sevillistas. Parece lo más lógico cuando se supone que el Bayern llevará la iniciativa del juego y el Sevilla será quien salga a la contra, aunque quien está un gol por arriba sea el campeón de la Bundesliga...

Son las elucubraciones normales en las horas previas a un partido de tanta trascendencia como éste. Aunque haya quien piense que la cita clave es contra el Villarreal el sábado, nada más lejos de la realidad, el Sevilla hacía 60 años que no estaba en unos cuartos de final de la Liga de Campeones y semejante privilegio al alcance sólo de los grandes lo debe motivar a buscar ese más difícil todavía. Así se lo piden esos 2.800 locos de la cabeza que se han venido hasta Múnich pese a la huelga y los que estarán pendientes de la televisión en Sevilla. Es cuestión de intentarlo, de competir y a ver qué depara esta aventura en la máxima competición europea y mundial.

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