Ya avisaban los agoreros de que la excelente primera vuelta del Sevilla podría tener un reverso negativo en la segunda vuelta por lo caprichoso que fue el calendario en verano. El equipo de Sampaoli recibió a todos los grandes en Nervión antes de Navidad, y sólo cedió ante el Barcelona. Sin embargo, esto tenía como contrapartida, lógicamente, que tras el paso del ecuador liguero debía rendir visita a esos mismos equipos. Está pendiente aún la última visita, al Santiago Bernabéu, con la Liga en un puño entre Madrid y Barcelona, es decir, que en estos momentos es el peor de los escenarios posibles. Ya perdió en el Vicente Calderón, cuatro días después del desastre de Leicester, en el Camp Nou y empató en Mestalla.

La derrota en La Rosaleda suma un nuevo jalón negativo en la trayectoria del equipo de Sampaoli durante la segunda vuelta, en la que sólo ha sumado dos triunfos a domicilio, en Las Palmas (0-1) y Heliópolis (1-2), las dos salidas seguidas que tuvo en febrero, el 12 y el 26. Desde entonces, empató en Mendizorroza con el Alavés (1-1), perdió en el Calderón muy condicionado anímicamente por la debacle en la Champions (3-1), cayó con impotencia total en el Camp Nou (3-0), empató en Mestalla durante la etapa de mejoría (0-0) y volvió a caer cuando parecía que tenía la victoria en su mano en Málaga.

Todo se torció desde el inicio de la segunda vuelta, con aquella injusta decisión de Vicandi Garrido de pitar penalti y expulsión de Pareja en Cornellá al minuto de juego. Fue como una maldita premonición que reforzó la advertencia de los agoreros.

El calendario también ha influido para que el Sevilla bajara el tren de regularidad que traía antes de Navidad y que lo situó segundo tras el Barcelona, con 42 puntos, al final de la primera vuelta. En una hipotética clasificación de la segunda vuelta, entre las jornadas 20 y 35, el Sevilla sería el séptimo (26 puntos de 48, siete triunfos, cinco empates y cuatro derrotas). Y si esta tabla atendiera sólo a los partidos a domicilio, sería duodécimo (8 puntos de 24). La ventaja que tenía le ha dado para mantenerse entre los cuatro primeros, y hasta eso peligra ya.