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Las tres reivindicaciones del capitán

  • Iborra levanta la voz en pleno debate sobre la falta de gol de los delanteros y la necesidad de fichar.

  • Sus tres goles enfatizan su liderazgo sin ser titular y elevan el crédito de Sampaoli.

Los jugadores del Sevilla se arremolinan en torno al capitán y trigoleador Vicente Iborra.

Los jugadores del Sevilla se arremolinan en torno al capitán y trigoleador Vicente Iborra. / salvador sas / efe

El día que Ben Yedder recuperó la titularidad, adelantando al preferido Vietto, Iborra realizó tres reivindicaciones en una. Un gol de cabeza, un gol de ataque organizado y un gol de penalti. Toda una panoplia para toda una reivindicación. El medio centro valenciano, después de estar a punto de salir al final del pasado agosto, se ha erigido de nuevo en un silencioso líder de este grupo que sigue creciendo de la mano de Jorge Sampaoli. Primera reivindicación. Además, vuelve a demostrar que tiene mucho gol, en pleno debate sobre qué delantero fichará el Sevilla en enero. Segunda reivindicación. Y de paso, le da un importante empujón de crédito, más aún, al modelo de Sampaoli, quien precisamente quiere que sus centrocampistas marquen y haya reparto en la responsabilidad goleadora.

Es curiosísimo el caso de Iborra, que si no salió camino del Sunderland fue porque es de los pocos españoles de la plantilla. Después de haber marcado su récord personal la temporada pasada, con nueve goles entre todas las competiciones, la nueva filosofía de mediapuntas con más virtudes técnicas que físicas parecía que lo dejaba sin sitio en los esquemas de Sampaoli. Sin embargo, se ha convertido en una pieza clave, un hombre de club que acepta ejercer como primer capitán en la sombra sin tener garantizada la titularidad y que igual cumple en Formentera que en Lyon cuando el entrenador sevillista opta por poblar más el centro del campo.

Contra prejuicios y corsés tácticos, Iborra eleva la versatilidad del modelo de Sampaoli

En Balaídos marcó su primer hat-trick como profesional del fútbol. En su anterior etapa era utilizado muchas veces como delantero, y Sampaoli ya lo ha usado ahí, algún rato aislado, cuando ha necesitado un zafarrancho de emergencia, aunque también lo ha puesto de central. Sus tres goles al Celta ilustran sobre la versatilidad que Sampaoli le está dando a la plantilla: Nasri es organizador y Franco Vázquez, delantero; Sarabia hace de lateral izquierdo y Escudero de extremo; y hasta Vitolo ha sido ubicado como carrilero...

Contra los prejuicios y los corsés tácticos, el argentino le ha dado a Iborra un rol de decimosegundo hombre que éste refrenda con su proverbial implicación y profesionalidad. Y este trío de goles, en un muestrario completísimo -cabezazo en un córner de Sarabia, llegador con control y remate por dentro a pase de Vitolo y penalti cometido sobre Correa-, ratifican esa óptima lectura de su papel. Independientemente de su importancia fuera del campo, también la tiene dentro de él.

Sus compañeros se abrazaron a él locos de alegría cuando marcó el segundo gol para abrochar el partido. El primero, Ben Yedder, que no obtuvo el premio del gol pese a gozar de un par de buenas ocasiones, sobre todo aquel mano a mano que le sacó Rubén Blanco in extremis, después de un denodado esfuerzo en pro del colectivo. El franco-tunecino salió mucho del área para ofrecerse y les dio profundidad a los ataques, como en aquel magistral pase que lo dejó ante el portero céltico de Nasri. La estrella del equipo felicitó con un gesto de complicidad a Iborra tras el 2-0. Todo un guiño.

Esa felicitación colectiva y sincera por su aportación a este Sevilla que presume de familiar ilustra a su vez sobre su peso en un vestuario que estuvo a punto de abandonar a finales de agosto. Esta temporada no había visto aún puerta y se ha subido a lo grande al carro de los goleadores: ya es el decimoquinto entre todas las competiciones. En cambio, el atasco de Vietto y Ben Yedder es patente. El segundo ha paliado la sequía desde el punto de penalti, dos en Formentera y otro inútil en Granada. Y necesita algo más.

Iborra siempre ha sido un gran llegador, y siempre ha sumado su cuota goleadora a una plantilla en la que parecía que no tenía encaje tras la remodelación estival. Y precisamente esa cualidad no había podido explotarla aún esta temporada. Tiene veneno, afila la mira cuando pisa el área, algo que está echando en falta este equipo que tanto elabora antes del remate y que con Ben Yedder tuvo más presencia peligrosa que en otras visitas a domicilio, porque Nasri sí ve los pasillos interiores.

Pero Ben Yedder, pese a su trabajo ofreciéndose, siguió obturado. Esa gran ocasión lo habría consagrado sobre Vietto quizá... Tuvo que mediar la lesión de Pareja para que Sampaoli le diera el testigo al trigoleador. A falta de gol, Iborra, es el tercer delantero en la sombra. Un versátil estajanovista de 1,95 metros que en sus ratos libres es capitán del Sevilla.

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