Triunfo holgado del Sevilla y, en teoría, sólo en la teoría, una buena renta para que los sevillistas viajen a Zagreb en el segundo asalto con el Dinamo de Zagreb. Los blancos jugaron con la calculadora para no gastar más fuerzas de las necesarias en este tramo del curso y Lopetegui ya advertía nada más acabar de las dificultades que se encontrarán en Croacia.

Bono | Una de las claves de todos los éxitos, un porterazo que da puntos y títulos

Bono sale a tapar en el gol de Orsic.

Ha vuelto de su periplo por la Copa África con Marruecos y ha vuelto a demostrar que es una de las piezas más preciadas por Lopetegui y por todos los sevillistas. Ya le hizo un paradón a Orsic antes del 1-0, pero su mano al cabezazo de Lauritsen fue sencillamente increíble, de las que después dan títulos.

Martial | Cada partido que pase, si no sufre ninguna lesión, se verá aún más su calidad

Puede parecer que no fue nada del otro mundo y quien así piense pues tendrá sus razones para argumentarlo, pero en el golpeo del 3-1 demostró toda su calidad. Le dio el balón al recogepelotas que estaba detrás de la portería con el interior del pie y eso evidencia la calidad de un delantero. Le falta reconciliarse con el balón.

Koundé | Transmite que no confía al 100% en su físico

Koundé acude a felicitar a Rakitic tras el uno a cero.

Juega porque es un buen profesional a pesar de algunas dudas, pero juega sin alegría por sus problemas físicos. Le cuesta arrancar, esprintar para dejar atrás a los rivales como hacía antes y eso es algo que se le nota mucho más cuando se desempeña por la banda como lateral. Es muy bueno siempre, pero le cuesta romper en velocidad.

Ocampos | Parecía con molestias, pero es una pieza necesaria

Ocampos empalma el balón para anotar el 2-1 para el Sevilla.

No parecía suelto del todo desde el comienzo del juego, como si le costase trabajo, como si notase molestias... Al menos, eso se desprendía de sus gestos, pero al final es necesario, pues es de los pocos que se salta el guión que estable Julen Lopetegui con su manera de entender el fútbol tan cartesiana. Tras empalmar a la red, se le olvidó cualquier dolor.