Vibrante velada futbolística anoche en el coliseo de Dato en un partido que pudo caer en ambas orillas, pero que salió de cara para el Sevilla con un tanto de Ocampos cuando el partido finalizaba. Y ahora, cuando la primera manga del campeonato se acerca a su fin, el Sevilla ve ya al Atlético de Madrid a la considerable distancia de ocho puntos. Tres puntos de platino anoche y levitación de un sevillismo que lo pasó mal en la segunda parte.

Para arrancar, una sorpresa en la alineación local, la de la ausencia de Rafa Mir en beneficio de Iván Romero. Seguramente, Lopetegui quiso dejar sin referencia a los defensas rivales y prefirió la movilidad del canterano a lo que ofrece Mir. Y antes de empezar a sudar, un estratosférico misil tierra-aire de Rakitic hace que el Sevilla se asiente en el campo mucho mejor que el Atlético. Luego llega el peaje que exige el calendario en forma de lesiones musculares y todo va cambiando.

Empata el Atleti a pelota parada mediante desaplicación defensiva sevillista, con lo que las espadas siguen en alto. Al descanso nadie apuesta por nadie, la igualdad es manifiesta y puede pasar cualquier cosa. Simeone pone en cancha a Joao Félix y el vigente campeón se hace con el mando del juego. Manda el Atleti, pero sin ocasiones de gol, sin que Oblak y Bono se apuren por ningún motivo, Lopetegui apela a Mir y Simeone se harta de un inoperante Luis Suárez.

El partido tenía mucha vida, pero demasiado encorsetado el juego desde las respectivas pizarras. Y es que cuando la teoría supera a la práctica en una filosofía de fútbol compartida, la moneda estará en el aire hasta el final. Y poco antes de ese final llega el gol de Ocampos, el motivo para el delirio de una afición que ve cómo su equipo va a terminar el año en la segunda plaza. Fútbol es fútbol y pudo ganar cualquiera o, quizás, ninguno pero ganó el Sevilla, el segundo de la Liga.