Desde mi córner

La solución B invita al optimismo

  • Aun reconociendo cómo influyó jugar con uno más, el Sevilla mostró un gran fondo de armario

Buen comienzo de temporada en Nervión, con un Sevilla que mostró el buen fondo de armario con que cuenta. Era extraño el equipo que alineaba Lopetegui, pero el coronavirus y su rebrote en el camerino obligaron al vasco a una alineación sorprendente. Y lo que más extrañó fue el de acompañar al inabordable dúo que forman Koundé y Diego Carlos para una defensa de tres centrales que aumentaba la extrañeza por el potencial del enemigo.

Pero doctores tiene la Iglesia y como bien está lo que bien acaba, pasemos página para centrarnos en las buenas alternativas que encuentra Lopetegui en tiempo de bajas. Todo, por supuesto, partiendo de las facilidades encontradas en el minuto 18. La alocada salida de Luca Zidane al encuentro con Idrissi le arruinaba la noche al Rayo y se la arreglaba a un Sevilla que hasta entonces no parecía superior a los madrileños. A partir de ahí, la cuesta se le hizo bajada.

Inconmensurable Fernando en su papel de darse a respetar y de jugar a favor de negocio, el Sevilla hizo valer su superioridad numérica para que ya no hubiese sobresaltos. Y se basó en gente no habitual y que complementaron idóneamente la filosofía de juego que insufla Lopetegui. Luego se desdijo el vasco de su idea inicial, prescindió del central que sobraba y alimentó la zona de creación con dos jugones como son Gómez y Lamela para acabar destruyendo al Rayo.

Inmejorable impresión la ofrecida por un Sevilla que parece capacitado para mejorar lo hecho en la campaña anterior. Es la tercera temporada de Lopetegui y dicen los libros que ahí, en el tercer intento, es cuando más se nota la mano de un entrenador. Yno trato de emprender una venta de humo, sino en constatar una realidad, la de que da la impresión de que cuenta con más mimbres y que la solución B puede dar unos frutos que parecían imposibles en el pasado.

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